Francisco llama a los Estados a trabajar por los más frágiles de la sociedad.
El papa Francisco insta a los Estados a tener "gestos concretos" con presos, emigrantes y parados y a favorecer las relaciones con los otros países en el tradicional mensaje para la Jornada Mundial de la Paz que fue publicado este martes por el Vaticano.
En este mensaje, que el papa leerá el próximo 1 de enero, Francisco recuerda que "las guerras y los atentados terroristas, con sus trágicas consecuencias, los secuestros de personas, las persecuciones por motivos étnicos o religiosos, las prevaricaciones, han marcado de hecho el año pasado de principio a fin".
Y reiteró que se puede decir que actualmente se está viviendo "una tercera guerra mundial en fases".
Aunque Francisco afirma que algunos acontecimientos de los años pasados hacen crecer "la esperanza en la capacidad del hombre de superar el mal" y entre ellos citó la pasada reunión del COP21 sobre el cambio climático en París, la Conferencia Mundial de Adis Abeba para recoger fondos con el objetivo de un desarrollo sostenible del mundo, y la adopción por parte de las Naciones Unidas de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
El pontífice hace referencia en su mensaje al Jubileo de la Misericordia, que se prolongará durante todo el año que viene, y que la Iglesia, "para la credibilidad de su anuncio" tiene que ser quien "la viva y testimonie en primera persona".
Pero también llama a todo el mundo a "que el amor, la compasión, la misericordia y la solidaridad sean nuestro verdadero programa de vida, un estilo de comportamiento en nuestras relaciones de los unos con los otros".
En su llamamiento Francisco se detiene sobre todo en la labor que deben hacer los Estados y les insta "a hacer gestos concretos, actos de valentía para con las personas más frágiles de su sociedad, como los encarcelados, los emigrantes, los desempleados y los enfermos".
Asegura que es "urgente" que se adopten "medidas concretas para mejorar las condiciones de vida en las cárceles, con una atención especial para quienes están detenidos en espera de juicio, teniendo en cuenta la finalidad reeducativa de la sanción penal y evaluando la posibilidad de introducir en las legislaciones nacionales penas alternativas a la prisión".
"En este contexto, deseo renovar el llamamiento a las autoridades estatales para abolir la pena de muerte allí donde está todavía en vigor, y considerar la posibilidad de una amnistía", pidió.
Respecto a los emigrantes, el papa Bergoglio insta a repensar las legislaciones "para que estén inspiradas en la voluntad de acogida, en el respeto de los recíprocos deberes y responsabilidades, y puedan facilitar la integración de los emigrantes".
"En esta perspectiva, se debería prestar una atención especial a las condiciones de residencia de los emigrantes, recordando que la clandestinidad corre el riesgo de arrastrarles a la criminalidad", añadió.
En otro de sus llamamientos urgentes, Francisco pidió a los gobiernos "gestos concretos en favor de nuestros hermanos y hermanas que sufren por la falta de trabajo, tierra y techo".
"Pienso en la creación de puestos de trabajo dignos para afrontar la herida social del desempleo, que afecta a un gran número de familias y de jóvenes y tiene consecuencias gravísimas sobre toda la sociedad", señaló.
Y pide "una atención especial" a las mujeres todavía discriminadas en el campo del trabajo y a algunas categorías de trabajadores, cuyas condiciones son precarias o peligrosas y con retribuciones que no son adecuadas a la importancia de su misión social.
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