"Estoy sano, ya no soy contagioso", dijo un sonriente y calmo Craig Spencer .
El doctor Craig Spencer, el único paciente con ébola que continuaba hospitalizado en Estados Unidos, fue dado de alta el martes y regresó a su hogar, una noticia celebrada en un clima festivo por las autoridades, orgullosas de declarar a la ciudad "libre" del virus.
"Estoy sano, ya no soy contagioso", dijo un sonriente y calmo Spencer en una declaración a la prensa en el hospital Bellevue de Manhattan, donde se encontraba ingresado desde el 23 de octubre luego de haber constatado que tenía fiebre tras regresar de África.
Spencer, de 33 años y que contrajo el virus en Guinea mientras ayudaba a Médicos Sin Fronteras (MSF) a tratar a enfermos con ébola, agradeció el "tremendo apoyo para sobrevivir al virus" que recibió de parte del personal médico del hospital.
Tras pasar casi 20 días internado, Spencer fue declarado libre del virus el lunes por la noche "después de un riguroso tratamiento y pruebas", según el Departamento de Salud de Nueva York.
Su caso era el único que estaba siendo tratado hasta el momento en Estados Unidos, donde se ha registrado una víctima fatal del virus: Thomas Eric Duncan, un liberiano que falleció en el hospital en Dallas, Texas, el 8 de octubre.
Dos enfermeras de ese hospital, Amber Vinson y Nina Pham, se contagiaron cuidando a Duncan, pero también se curaron.
Según las últimas cifras disponibles de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la epidemia de ébola ha dejado hasta el momento casi 5.000 muertos en ocho países - la mayoría en Liberia, Sierra Leona y Guinea- sobre un total de más de 13.000 casos.
El alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, celebró la curación de Spencer como un gran triunfo, en medio de la paranoia que desató el ébola en las últimas semanas en Estados Unidos.
"El doctor Spencer ya no tiene ébola y la ciudad de Nueva York ya no tiene casos de ébola", celebró De Blasio, hablando del paciente como un "héroe" que "mostró lo que significa ayudar a su prójimo".
"Difundamos la verdad sobre el ébola. Es una enfermedad que se contrae de manera muy difícil", agregó.
Triunfo de protocolos de control
De Blasio destacó tanto el comportamiento del doctor, que siguió el protocolo para médicos y enfermeros que regresan de África Occidental y controló su estado de salud para detectar de inmediato el virus, así como el trabajo del hospital neoyorquino que lo trató.
El Bellevue es uno de los cinco hospitales de Nueva York designados como centros de tratamiento del ébola. El estado de Nueva York cuenta con ocho en total.
"Mi temprana detección del ébola y ahora recuperación habla de la eficacia de los protocolos aplicados por el personal sanitario que regresa de África Occidental. Soy un ejemplo viviente de cómo funcionan esos protocolos y de cómo la temprana detección es crítica para sobrevivir al ébola y no transmitirlo", afirmó Spencer.
La alcaldía informó además por la tarde que la única persona que se encontraba en cuarentena por haber estado en contacto con el doctor fue dada de alta "tras una cuidadosa revisión médica".
Se trata de la novia de Spencer, según fuentes cercanas al caso.
En el marco del plan de lucha para controlar el ébola, las autoridades monitoreaban hasta este martes a 289 personas, la mayoría de ellos pasajeros que llegaron a Nueva York en los últimos 21 días, así como personal médico que trató a Spencer.
El virus se transmite por contacto directo con fluidos de una persona infectada, lo que pone a los trabajadores sanitarios particularmente en riesgo.
La Casa Blanca y funcionarios de Salud pública han criticado las medidas que tomaron algunos estados del país de poner en cuarentena a todo el personal médico que vuelva de los países azotados por el ébola en África Occidental.
En ese sentido, un juez de Maine (noreste) dictaminó el pasado 31 de octubre que una enfermera obligada a mantenerse en cuarentena podía salir de su casa y concurrir a lugares públicos.
Kaci Hickox había estado tres días aislada en una tienda de campaña de Nueva Jersey (este) tras su regreso de Sierra Leona, antes de ser trasladada a Maine, donde las autoridades pretendían confinarla hasta pasar los 21 días, periodo de incubación del virus.
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