José Salvador Alvarenga asegura haber pasado 13 meses a la deriva en el Pacífico.
José Salvador Alvarenga, el salvadoreño que asegura haber pasado 13 meses a la deriva en el Océano Pacífico, no quiere volver a ver el mar por el momento.
Así lo explicó Freddy Semeño, el psiquiatra del hospital en el que se encuentra ingresado desde que el pasado martes llegó a El Salvador procedente de las Islas Marshall.
El superviviente salvadoreño José Salvador Alvarenga, que dice haber pasado más de 13 meses náufrago en el océano Pacífico, ya "no quiere saber nada del mar" y "espera no volver a pescar", afirmaron hoy médicos que le ayudan a recuperarse.
Alvarenga "no quiere saber nada del mar, tiene una conducta (que) quiere evitar en la medida de lo posible estar frente al mar", dijo en conferencia de prensa el galeno Ángel Sermeño, jefe de la división de psiquiatría del estatal hospital San Rafael, de Santa Tecla, en el centro de El Salvador.
El pescador permanece en ese hospital desde el martes tras su arribo al país centroamericano luego de haber sido rescatado el 30 de enero pasado en las Islas Marshall.
Alvarenga asegura que "le tiene miedo" al mar y que "esperaría no volver a pescar", dijo a Efe Sermeño, quien explicó que el pescador sufre de "trastorno postraumático", por lo que llora con facilidad, se pone triste y se desespera.
"Todo el que pasa por una situación como esta, es normal que presente síntomas" del trauma que sufrió, señaló el galeno.
"Entonces, él no está fuera de lo normal sobre esto", agregó Sermeño.
Alvarenga dice que los principales motivos para luchar por su vida durante los 13 meses que estuvo a la deriva en el mar fueron "la idea que en algún momento tenía que dar con la tierra y su fe a Dios", aunque en dos ocasiones la perdió y pensó en suicidarse, indicó Sermeño.
En una carta manuscrita presentada este jueves por los médicos a la prensa, Alvarenga relató que "el primer día (en el mar) me dio miedo, pero yo le pedía a Dios y Dios me escuchó".
También solicitó a los medios de comunicación "tiempo" para mejorarse y "poder hablarles, porque todavía no puedo expresarme muy bien", según el documento.
Sermeño también señaló que Alvarenga reconoció durante el análisis psicológico que los momentos más difíciles en su travesía fueron cuando murió su compañero de pesca, un mexicano, luego de cuatro meses de estar con él, y cuando los barcos pasaban y no le brindaban ayuda.
Dice que en esos momentos fue cuando "más lloró" y sintió "mucha tristeza, desesperanza, soledad", añadió Sermeño.
La ministra de Salud, María Isabel Rodríguez, y otras autoridades médicas de El Salvador reconocieron el miércoles que el estado de salud de Alvarenga es "envidiable" pese a que se hidrató con sangre de tortugas, aves, agua de lluvia y sus propios orines.
Además, reconocieron que su casi excelente estado de salud es una "incógnita", luego de pasar por más de 13 meses a la deriva en el mar, en la que su "capacidad" y "perspicacia" para alimentarse de carnes crudas, y protegerse del sol con una especie de nevera de su pequeño barco fueron esenciales para su supervivencia.
Alvarenga apareció a finales de enero en un arrecife de las Islas Marshall y fue trasladado a Majuro, la capital de ese país del Pacífico Sur, luego de haber zarpado a finales de 2012 desde México junto a un compañero que falleció al poco tiempo del naufragio.
De acuerdo con el relato del pescador salvadoreño, se pasó más de un año solo en el Pacífico en una embarcación de siete metros y sobrevivió comiendo peces, aves y tortugas.
Según Manuel Bello, miembro del equipo médico que atiende a Alvarenga, él esta muy bien de salud y entre el miércoles y este jueves ha mejorado bastante.
Sin embargo, aún se desconoce cuándo le darán el alta médica.
El director del hospital, Yeerles Hernández, dijo este jueves que el superviviente "podría pasar unos días más" allá de las 48 horas que en principio estaban estipuladas.
En un vídeo distribuido el miércoles por el Ministerio de Salud, Alvarenga indicó que está "bien" y que quiere que lo dejen "tranquilo", principalmente los medios nacionales e internacionales que desde su llegada al país lo persiguen en busca de su relato.
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