El superviviente salvadoreño regresaría a su país natal este viernes, espera aprobación de su visa.
El superviviente salvadoreño, quien asegura haber deambulado más de un año a la deriva por el Pacífico, podría iniciar este viernes su viaje de regreso a su hogar gracias a la coordinación de las autoridades de las Islas Marshall, México y Estados Unidos.
José Salvador Alvarenga se encuentra en la capital de las Islas Marshall a la espera de la aprobación de un visado de tránsito para efectuar la primera parada de su viaje con destino a El Salvador en Honolulu, la capital del estado estadounidense de Hawái.
Extraoficialmente, se conoció que en algún momento “pensaba que iba acabar loco", y que su fe en Dios lo mantuvo vivo, aunque también pensó en el suicidio. “No pensaba en morirme, pensaba que iba a salir, fuerte. Pero en dos ocasiones me quise matar, agarraba el cuchillo cuando no había agua ni comida”, recuerda.
El pescador, con una tupida barba pelirroja que ya fue afeitada, aseguró haber zarpado el 21 de diciembre del 2012 del puerto de Paredón (cerca de Tapachula, en el estado mexicano de Chiapas) en una embarcación bautizada Camaronera de la Costa, “una lancha muy pequeña”, junto a un compañero llamado Ezequiel.
El pescador salvadoreño, hallado la semana pasada en un remoto atolón de las Islas Marshall, fue dado de alta de un hospital de Majuro, la capital de este estado insular del Pacífico, y está alojado en un hotel, con la protección de la Policía, a la espera de ser repatriado.
Las autoridades de las Islas Marshall indicaron que el pescador de 37 años necesita un periodo de tranquilidad antes de hablar con los medios de comunicación sobre su odisea.
Alvarenga, de quien inicialmente se dijo que era mexicano, es oriundo de la localidad salvadoreña de Garita Palmera y su último domicilio estaba en Costa Azul, en el estado mexicano de Chiapas, de acuerdo a la Secretaría de Relaciones Exteriores de México.
El marinero zarpó supuestamente desde México a finales de 2012 en una expedición para pescar tiburones en aguas de El Salvador junto a un compañero llamado Ezequiel que, según la versión del superviviente, murió unos meses después en alta mar.
El dúo partió en una embarcación de siete metros para un viaje que se torció por culpa de una tormenta que los alejó de la costa y los dejó a la deriva en el Pacífico.
El pasado 30 de enero, el barco reapareció en un arrecife cerca de Ebon, un remoto atolón de las Islas Marshall, donde los lugareños encontraron a Alvarenga y tuvieron problemas para comunicarse con él, ya que este solo hablaba español.
Las autoridades de las Islas Marshall enviaron un barco a Ebon para trasladarlo a Majuro para efectuarle una revisión médica.
Alvarenga, quien ayer habló con su familia en El Salvador, manifestó que sobrevivió tantos meses en alta mar al beber la sangre de tortugas cuando le faltaba agua de lluvia y comiendo quelonios, aves y peces que cazaba con las manos.
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