Partidarios del líder indígena exigen la renuncia de la presidenta interina boliviana.
Desafiando la llovizna y a la policía, miles de partidarios de Evo Morales marcharon este jueves en La Paz para exigir la renuncia de la presidenta interina boliviana Jeanine Áñez y el retorno del líder indígena, asilado en México.
"Estamos bien enfurecidos con esta señora que se ha nombrado solita" presidenta, "queremos que Evo retorne", dijo a la AFP Nery, de 28 años, vestida con pollera (falda ancha) tradicional aymara, mientras mascaba hojas de coca, una costumbre ancestral andina que sirve para evitar el cansancio y calmar el hambre.
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Madre de una niña de seis años, Nery marchó a La Paz desde la vecina ciudad de El Alto, un bastión de Morales, junto a miles de trabajadores y campesinos, buena parte de ellos indígenas, que alzaban la bandera 'wiphala' de los pueblos aborígenes bolivianos, convertida en un símbolo del Estado por Morales en 2010.
La columna ingresó pacíficamente a la ciudad al mediodía mientras lloviznaba y trató de aproximarse lo más posible al Palacio Quemado, la casa de gobierno, cuyos alrededores estaban bloqueados por barricadas custodiadas por la policía.
De inmediato, casi todas las tiendas del centro bajaron sus cortinas y el tránsito vehicular quedó suspendido por el paso de los coloridos y enardecidos manifestantes, muchos vestidos con "ponchos rojos" de una organización campesina andina pro-Morales, quienes coreaban: "¡Añez golpista, fuera del palacio!", "¡Ahora sí, guerra civil!" y "¡Que vuelva Evo!".
"Estamos pidiendo la renuncia de la presidenta, esa presidenta racista, que se vaya esa golpista", dijo a la AFP Juan Gutiérrez, un poncho rojo.
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- "Esperamos la renuncia" -
Morales, primer presidente indígena de Bolivia que llegó al poder en 2006, renunció el domingo tras tres semanas de protestas y la divulgación de un lapidario informe de la OEA sobre irregularidades en los comicios del 20 de octubre, en los que fue reelegido, al ser abandonado por las Fuerzas Armadas y la Policía.
Desde su exilio en México, adonde arribó el martes, Morales ha tildado de "golpe de estado artero y nefasto" la llegada al poder de Áñez, segunda vicepresidenta del Senado, quien se autoproclamó presidenta interina ese mismo día en una sesión de la cámara alta sin quórum reglamentario, tras la renuncia de quienes le antecedían en la línea de sucesión.
El Tribunal Constitucional la avaló y las Fuerzas Armadas y de la Policía le declararon su lealtad.
"Estos señores golpistas tienen que irse, Carlos Mesa, tiene que irse Áñez, (Waldo) Albarracín, (Luis Fernando) Camacho tiene que irse de Bolivia", dijo a la AFP Gregorio Jucamari, de la central agraria Puerto a Costa, en alusión los líderes que impulsaron las protestas para acorralar a Morales.
"Esperamos la renuncia inmediata de la Áñez", declaró Narciso González, trabajador de la construcción de 48 años, quien exigió además que se respete "el estado plurinacional" que reconoce oficialmente la existencia de los pueblos indígenas, 36 en Bolivia.
Unas seis horas después de iniciada la manifestación, fueron desplegados unos 50 militares con equipos antidisturbios y armamento de guerra, a custodiar la avenida El Prado, la principal de La Paz, pero inicialmente no intentaron dispersar la marcha de los seguidores de Morales, observaron periodistas de la AFP.
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- "Lo harán en otros países" -
Mucha gente de La Paz tiembla cuando bajan las columnas de aymaras desde El Alto. Hasta fines de la década de 1970, los indígenas no podían ingresar libremente a la ciudad sino que necesitaban un salvoconducto.
Germán Flores, un empleado público paceño de 62 años que miraba la marcha, pero no desfilaba, dijo a la AFP que "la gente de El Alto va a cortar los caminos y no va a dejar que lleguen alimentos a La Paz. Eso va a afectar a los que tienen más (dinero), que comen tres o cuatro veces al día, no a esta gente (de El Alto) que come solo una vez al día".
Si el gobierno de Añez "se consolida como una democracia, van a querer hacer lo mismo en otros países de América Latina", afirmó.
"Lo que me molesta es que la gente no reaccionó en su momento" para apoyar a Evo antes de que renunciara, agregó Flores, quien contó que era hijo de un activista asesinado por militares durante la dictadura del general Hugo Bánzer (1971-1978).
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