EE. UU.: se acaba el sueño | Hay familias de migrantes que enfrentan el dolor de la pérdida de un ser querido, durante la travesía irregular a EE. UU.
Elvis Mairongo, y su hijo Mateo de un año, perdieron la vida en México, intentando cruzar a Estados Unidos. Con ellos viajaban tres familiares, quienes ahora buscan una oportunidad aquí.
En la familia de Elvis Mairongo, de 27 años, lo que comenzó como un sueño en la sala de su casa en la Isla Trinitaria, en el sur de Guayaquil, terminó en una pesadilla, que se vuelve recurrente cuando su madre Sandra Angulo, su esposa Julissa, su hijo Zidane de cuatro años, y su hermano Joel, van juntos al cementerio para visitar sus restos y el de su hijo Mateo, de un año de edad.

"Por ir a buscar una vida mejor, encontramos una pesadilla de la que me cuesta levantarme", dice Sandra Angulo, madre de migrante fallecido
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Todos, excepto Sandra, emigraron en julio del año pasado de forma irregular a Estados Unidos. Cruzaron la selva del Darién y el pasado 3 de enero, cuando estaban en México, Elvis junto a Mateo de un año cayeron de un tren de carga cuando estaban a punto de cruzar la frontera hacia territorio norteamericano. El otro hijo del migrante fue testigo de ambas muertes.

"Salió la idea de migrar porque teníamos un pequeño negocio y teníamos problemas de vacunas.Y mis hijos no querían estar allí por esa situación, entonces ellos se fueron por ayudarme a pagar las deudas", explica Sandra Angulo, madre de migrante fallecido
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Joel cuenta entre lágrimas que ambos se habían trazado muchas metas con este viaje, porque en el país no pudieron conseguirlas.

"Si yo pudiera tener mi trabajo aquí en Ecuador, no me voy, sino que no hay algo como para hacer tu casa, tener tu propio negocio, comprar tus cosas ayudar a tus hijos", menciona Joel Mairongo, hermano de migrante fallecido
Además, de las aspiraciones de una casa propia, como jefes de hogar, ambos hermanos emigraron por las extorsiones y los robos frecuentes en su barrio.
La esposa del migrante intenta encontrar consuelo en su hijo Zidane, testigo del accidente. Sin embargo, señala que el menor arrastra secuelas psicológicas.
La Cancillería ayudó a la familia con la repatriación de los cuerpos pero solicitan asistencia psicológica para los sobrevivientes por todo lo que experimentaron en México.
Esta familia se aferra a la esperanza de encontrar en el país oportunidades laborales y ser parte de los planes de ayuda que el gobierno ofreció para los deportados.
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