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El primer ministro de Japón, Fumio Kishida, se reunió con el presidente estadounidense, Joe Biden.
Adaptación a la guerra del futuro Mike O'Hanlon, director de política exterior de la Institución Brookings en Washington DC, rechaza el argumento de que el nuevo enfoque en China pueda afectar las operaciones de la Marina en otros lugares.
Los marines irán donde se les ordene, asegura, y cree que la nueva estrategia tendrá menos impacto en las operaciones de lo que algunos piensan.
"Lo que ha sido realmente importante en este sentido es la retirada de Irak y Afganistán en los últimos años: ese es el gran cambio, independiente y anterior a que se llevara a la práctica la visión del general Berger", asevera este experto en temas militares.
Muchos analistas consideran que el cambio es esencial para que los marines enfrenten los desafíos de un campo de batalla moderno.
Frank Hoffman es exoficial de la Marina y uno de los investigadores más destacados de la Universidad de Defensa Nacional de EE.UU.
"Pienso que los críticos miran hacia atrás, a un pasado glorioso, y es decepcionante cómo no logran ver el panorama estratégico con respecto a China y la tecnología", explica.
Aunque la retirada de los tanques ha sido una de las principales fuentes de críticas , Hoffman cree que es el camino correcto.
Habrá muchos vehículos blindados, argumenta, pero no los tradicionales "tanques pesados con sus correspondientes dotaciones de apoyo para reabastecerlos de combustible".
"Es una adaptación para cubrir un área más profunda con una combinación más precisa de potencia de fuego, como la que estamos viendo en Ucrania. Para ello el Cuerpo de Marines usó su aviación en el pasado, y ahora tendrá una combinación de artillería tradicional y toda una gama de misiles que aumentarán la letalidad y el alcance de su cobertura de fuego".
Muchos dirían que todos estos pasos se justifican por lo que se ha visto en la guerra de Ucrania.
La utilidad e importancia de los vehículos aéreos no tripulados, la artillería de cohetes y la capacidad de atacar a gran distancia con alta precisión son factores clave en la guerra entre Rusia y Ucrania, y una parte muy importante de los nuevos planes de los marines.
Pero el campo de batalla previsto es muy diferente: en lugar de los bosques y las estepas de Ucrania, en el Pacífico se compone de cadenas de islas extendidas a lo largo del Océano.
El Force Design 2030 es, en gran medida, un programa en evolución que se ha sometido a cambios y habrá aún más.
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La aeronave militar polivalente Osprey del Cuerpo de Marines en unas maniobras conjuntas con Japón en Gotemba.
Y, aunque se ha determinado el enfoque del proyecto, aún quedan enormes problemas por resolver, como los desafíos logísticos que plantea distribuir una fuerza en un área tan extensa.
El transporte anfibio jugará aquí un papel clave. Como explica Nick Childs, miembro principal de las Fuerzas Navales y Seguridad Marítima del IISS en Londres, se necesitarán nuevos tipos de barcos .
"Confiar solo en sus grandes buques anfibios tradicionales los dejaría demasiado vulnerables al tipo de armamento moderno al que probablemente se enfrenten", dice.
De este modo, "serán vitales nuevos tipos de embarcaciones más pequeñas y en mayor número, para que el Cuerpo de Marines pueda operar de una manera más ágil y dispersa".
Pero conseguir más barcos no va a ser fácil. Los más pequeños se pueden fabricar rápidamente en los muchos astilleros disponibles, pero quizás no al ritmo necesario.
La Marina de EE.UU. también necesita un número importante de nuevos buques de guerra y no está claro que existan los fondos o la capacidad necesaria en los astilleros.
Se plantea entonces el viejo desafío de hacer coincidir las prioridades estratégicas con los recursos .
Y mientras, el conflicto en Ucrania deja claro que las viejas amenazas pueden reaparecer justo cuando una fuerza trata de enfocarse en una dirección completamente nueva.