La dura respuesta de Israel después de que EE.UU. permitiera en la ONU la primera resolución que pide un alto el fuego en Gaza
El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, canceló oficialmente la visita de su delegación a la Casa Blanca esta semana en señal de protesta por la decisión de EE.UU. de abstenerse en la votación del Consejo de Seguridad de la ONU que aproboó una resolución que solicita un "alto el fuego inmediato" en Gaza.
La aprobación del texto este lunes fue posible gracias a la abstención de Estados Unidos, que en ocasiones anteriores ejerció su derecho a veto como miembro permanente y durante años ha usado ese mismo derecho para evitar condenas y resoluciones desfavorables a Israel.
La oficina del primer ministro israelí emitió un comunicado en el que lamenta lo que considera "una clara retirada" de Estados Unidos respecto a la que había sido su posición sobre el conflicto.
El consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby, dijo que el gobierno estadounidense está "perplejo" por la cancelación de la visita israelí y que la decisión de abstenerse no representa un cambio en la política estadounidense.
Según Kirby, Israel continúa siendo un "estrecho aliado y amigo" de Estados Unidos.
El ministro de Defensa Israelí, Yoav Gallant, que ya se encuentra en Estados Unidos, continuará con sus reuniones previstas y el Pentágono confimó que se reunirá con su homólogo estadounidense, Lloyd Austin.
La resolución aprobada solicita a las partes implicadas un armisticio con motivo del mes de Ramadán, que acabará en dos semanas.
También exige la liberación inmediata e incondicional de todos los rehenes israelíes en manos de Hamás.
El representante palestino ante la ONU, Riyad Mansour, expresó su satisfacción con la resolución, aunque lamentó que "han sido necesarios seis meses, más de 100.000 palestinos asesinados y mutilados, dos millones de desplazados y hambruna".
Calificó este paso adelante como un "voto para que prevalezca la humanidad, para que prevalezca la vida".
La abstención estadounidense
El texto fue propuesto por los 10 miembros electos del Consejo y respaldado por Rusia, China, Francia y Reino Unido, que son miembros permanentes junto a Estados Unidos.
Así, 14 integrantes del brazo ejecutivo de Naciones Unidas votaron a favor y el único que se abstuvo fue Estados Unidos.
"Un alto el fuego puede comenzar inmediatamente con la liberación del primer rehén, y por eso debemos presionar a Hamás para que haga precisamente eso", afirmó Linda Thomas-Greenfield, representante de EE.UU. en la ONU, según la agencia Reuters.
El Consejo de Seguridad es el órgano decisor de Naciones Unidas y sus resoluciones son, en teoría, de obligado cumplimiento para todos los países, aunque sería inusual que se tomen acciones efectivas para garantizar que esto suceda.
En todo caso, el secretario general de la ONU, António Guterres, declaró que la nueva resolución "debe implementarse" para garantizar un alto el fuego y la "liberación inmediata e incondicional de todos los rehenes".
"Un fracaso sería imperdonable", afirmó en la red social X, antes Twitter.
El Consejo de Seguridad se ha caracterizado por la falta de sintonía entre sus miembros desde que comenzó la guerra en octubre, y había fracasado en repetidas ocasiones a la hora de acordar un llamamiento a un alto el fuego.
El pasado viernes fueron China y Rusia quienes vetaron una resolución para exigir el alto el fuego en Gaza propuesta por EE.UU., bajo el argumento -entre otros- de que contenía un lenguaje vago e insuficiente.
Desacuerdo entre EE.UU. e Israel
La decisión de Estados Unidos también refleja la creciente divergencia entre este país y su aliado Israel sobre la ofensiva en Gaza.
Washington ha criticado el elevado número de muertos en Gaza, donde más de 32.000 personas -entre ellas muchos mujeres y niños- han perdido la vida en los ataques israelíes, según el Ministerio de Salud del territorio controlado por Hamás.
Netanyahu ya había amenazado previamente con suspender el viaje a Washington después de que EE.UU. se mostrara contrario a la ofensiva sobre la ciudad de Rafah que anunció y que, según diversos organismos internacionales, podría agravar la situación humanitaria en el sur de Gaza.
El líder israelí alegó que Estados Unidos ha "revertido" su postura anterior y que esto perjudicaría los esfuerzos de guerra contra Hamás en Gaza, así como los esfuerzos para liberar a los más de 130 rehenes que aún permanecen allí secuestrados.
Según Netanyahu, la resolución aprobada en el Consejo de Seguridad no condiciona el alto el fuego a la liberación de los rehenes secuestrados por Hamás.
Kirby aseguró que la abstención no representa un cambio de política y que EE.UU. siempre ha sido "consistente" a la hora de pedir un alto el fuego junto con la liberación de los rehenes.
E indicó que el gobierno estadounidense seguirá dialogando con sus homólogos israelíes incluso aunque cancelen la visita de esta semana.
Washington también está presionando a Israel para que facilite la llegada de ayuda humanitaria a la franja, donde la población sufre elevados niveles de inseguridad alimentaria, según organizaciones internacionales.
La ONU acusa a Israel de obstruir el suministro de ayuda, mientras Israel asegura que es Naciones Unidas quien no hace su trabajo de forma adecuada.
La guerra estalló el 7 de octubre después de que Hamás, el grupo islamista palestino que gobierna Gaza, llevara a cabo un ataque en territorio de Israel en el que mató a unas 1.200 personas, según datos israelíes, y secuestró a 253, a quienes llevó a Gaza como rehenes.
Una muestra de la profundidad de la brecha entre Estados Unidos e Israel
Por Jeremy Bowen, editor internacional
Durante semanas, el presidente Joe Biden y sus altos funcionarios han indicado que están perdiendo la paciencia con la forma en que Israel libra la guerra en Gaza.
La decisión de no bloquear la resolución de alto el fuego elimina, por ahora, la protección diplomática de Israel en el Consejo de Seguridad de la ONU y muestra la profundidad de la brecha que se ha abierto con el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu.
Netanyahu condenó a Estados Unidos, diciendo que la decisión de no utilizar el veto perjudica el esfuerzo bélico y los intentos de liberar a los rehenes tomados por Hamás el 7 de octubre del año pasado.
Después de la votación, la embajadora estadounidense ante el Consejo de Seguridad calificó la resolución como no vinculante, pese a que generalmente se considera que las resoluciones de ese órgano tienen fuerza de ley.
El presidente Biden quiere la salida de los rehenes y la destrucción de Hamás como fuerza militar.
Pero desde el comienzo mismo de la guerra, le ha estado diciendo a Israel que respete el derecho internacional humanitario, que incluye la obligación de proteger a los civiles.
Los israelíes niegan que bloqueen la ayuda humanitaria, pero los estadounidenses pueden ver la evidencia de que Gaza está al borde de la hambruna, con niños muriendo de hambre a pocos kilómetros de amplias reservas de alimentos en Israel y Egipto.
La alianza entre Estados Unidos e Israel es profunda pero, en ocasiones, muy disfuncional. Las crisis ocurren cuando Israel desafía los deseos de los presidentes estadounidenses y lo que estos consideran intereses estadounidenses.
Esta no es la primera vez que Benjamín Netanyahu enfurece a la Casa Blanca; lo ha hecho regularmente desde que se convirtió en primer ministro de Israel en 1996 para su primer mandato.
Pero ninguna crisis en la larga alianza entre Estados Unidos e Israel ha sido tan grave como la que se ha producido en casi seis meses de la guerra de Gaza.
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