Para los científicos, vivir bajo el agua tiene enormes beneficios.
Puede que los escondites submarinos sean dominio de villanos de películas de James Bond y marionetas de "Stingray", de Gerry Anderson, pero la gente del mundo real también sueña con vivir en el fondo del mar... unos sueños no tan lejanos.
Centros turísticos y restaurantes de lujo, flotas itinerantes de submarinos de investigación y cápsulas con peces a la vista son algunas de las ideas que andan flotando para poblar los océanos.
Como lo ve el arquitecto Michael Schutte, con tanta gente dispuesta a pagar bien por vivir junto al mar, el siguiente paso lógico es comenzar a edificar bajo la superficie.
"Si ha gastado US$15 millones en una propiedad frente al mar en Miami, ¿qué le agregaría para mejorar esa experiencia?", dice.
Tal vez construir un bar bajo el agua o un muelle para un submarino que lleve a sus visitantes a ver los arrecifes de coral, sugiere.
El villano de la película de James Bond "La espía que me amó" tiene una base bajo el mar.
Acuanautas
¿Pero aparte de las tripulaciones submarinas, vive alguien bajo el agua? La respuesta es: sí, los acuanautas.
Me puse el equipo de buceo y los visité en la estación oceanográfica Aquarius, administrada por la Universidad Internacional de Florida, una estación de investigación permanente apenas por encima del lecho marino, 20 metros bajo las olas en el Santuario Marino Nacional de los Cayos de Florida.
La entrada es un "vestíbulo húmedo". No hay puerta, sino un reluciente interfaz horizontal líquido entre el mar y el aire. Asomé la cabeza, cual Alicia en el País de las Maravillas a través del espejo.
La presión del aire adentro mantiene esta interfaz con el mundo exterior y contiene el aluvión de agua para no inundarla.
Lo primero que noto adentro es mi voz chillona. Mis cuerdas vocales lucha con un aire 2,5 veces más denso, al que no están acostumbradas.
Después de ducharme con agua dulce (la sal oxida y es una amenaza al interior de Aquarius), quedo hipnotizada con los peces que nadan por las aguas iluminadas por el sol.
"Tenemos la mejor vista en el mundo" comenta Mark Hulsbeck, acuanauta profesional y gerente de Operaciones de Campo Oceanográficas de Aquarius. "Estás dentro del acuario y los peces te están observando".
La vida submarina
Ya sé que me dolerá salir de este mágico lugar.
Una placa de base de más de 100 toneladas impide que Aquarius suba a la superficie, mientras que un cable grueso lleva aire, electricidad, wi-fi y señal para teléfonos celulares.
Los aposentos y el laboratorio científico ocupan un espacio equivalente a un autobús escolar: un tubo largo que, además de la esfera, es la forma más eficiente para resistir la presión de 20 metros de agua.
Un baño con cortina brinda una vaga sensación de privacidad, y todos los residuos son llevados a tierra para su eliminación.
Los alimentos, principalmente deshidratados, se preparan en una cocinita con agua hervida y microondas. Al fondo hay literas para seis personas con una escotilla de escape y tanques de buceo de repuesto en caso de emergencia.
Me hubiera encantado quedarme, pero después de una hora tuve que salir, sólo haciendo una pausa de tres minutos para adaptar mi cuerpo al cambio de presión.
Para los acuanautas, salir de Aquarius es más complicado. Después de unas horas bajo el agua, sus cuerpos ya están acostumbrados al aire comprimido y se deben preparar lentamente para la vida en tierra.
Las escotillas están cerradas y la presión adentro se reduce durante 17 horas; más rápido podrían formarse burbujas de nitrógeno en la sangre. El síndrome de descompresión puede ser paralizante y mortal.
Una vez con los acuanautas en la superficie, Aquarius es represurizado, el vestíbulo húmedo se reabre y los buzos pueden regresar.
Para los científicos, vivir bajo el agua tiene enormes beneficios. Los acuanautas pueden descender 20 metros y más profundo hasta nueve horas diarias. Quienes viven en la superficie sólo pueden hacerlo una hora cada vez.
Futuro posible
Con instalaciones de investigación como Aquarius -y su predecesor Tektite en las Islas Vírgenes de Estados Unidos- demostrando la factibilidad de vivir bajo el agua, varios individuos están haciendo planes similares.
Una pareja de Florida, Dennis y Claudia Chamberland, quiere establecer la primera colonia humana submarina permanente y están recibiendo solicitudes de interesados en participar.
Inicialmente, piensan construir una serie de cápsulas interconectadas siguiendo el diseño de Aquarius, pero en lugar del vestíbulo húmedo abierto, el interior tendrá una presión más cercana a la de la superficie. Así no se necesita la descompresión lenta y se reduce el tiempo de los buzos bajo el agua.
Su idea no es aislarse para siempre, sino reubicar su domicilio en el lecho marino. La gente puede seguir realizando sus actividades normales en tierra.
Es un estilo de vida que el aventurero australiano Lloyd Godson considera. Desde 2007 ha experimentado con varias ideas para la vida sostenible bajo el agua.
En 2010, vivió dos semanas dentro de una caja de 3 metros sumergida en un acuario público, respirando aire reciclado por colonias de algas y pedaleando una bicicleta para generar electricidad.
Para su más reciente esfuerzo, con ayuda de estudiantes secundarios, está construyendo una cápsula alimentada por energía solar en forma de erizo, donde piensa vivir un mes.
Godson conoce bien a Dennis Chamberland y ambos intercambian ideas y recomendaciones sobre sus respectivos proyectos. Pero admite que no piensa mudarse con su joven familia bajo el agua.
Entre los planes en los que ha trabajado el arquitecto Schutte, hay desde una simple caja de acero con ventanas para un restaurante frente a la costa de Vancouver, hasta habitaciones para un hotel de seis estrellas en Fiji y la primera residencia submarina del mundo.
Casi toda la tecnología necesaria está disponible y más asequible, señala. Incluye acrílico empleado para que los tanques gigantes de los acuarios puedan resistir millones de litros de agua.
"Tenemos una relación especial con el océano", afirma Schutte. "Realmente creo que hay futuro para esto".
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