Guatemala: quién es Bernardo Arévalo, el presidente más progresista desde el retorno a la democracia hace casi 40 años en el país centroamericano
El progresista Bernardo Arévalo se juramentó pasada la medianoche de este 15 de enero como presidente de Guatemala tras una jornada de caos en que desacuerdos en el Congreso y decisiones judiciales demoraron el proceso durante horas.
Arévalo se convirtió en el mandatario más progresista desde el retorno a la democracia en el país centroamericano hace casi 40 años tras meses de obstáculos impulsados por la oposición a pesar de su amplio apoyo electoral.
Tras sorprender en primera vuelta, Arévalo venció en las elecciones del 20 de agosto de 2023 con un 60,9% de apoyos a su rival, la ex primera dama Sandra Torres, quien acudía como candidata de la UNE, una formación creada como socialdemócrata pero que giró al conservadurismo y que representaba el continuismo del gobierno saliente de Alejandro Giammattei.
El nuevo presidente denunció por meses las tentativas de burlar los resultados electorales por parte de funcionarios públicos que catalogó como "corruptos" y quienes impulsaron la suspensión de la personería jurídica del Movimiento Semilla, el partido progresista cofundado por él.
Desde el pase a la segunda vuelta, Movimiento Semilla fue objeto de investigaciones por presuntas irregularidades en su creación a cargo de la Fiscalía guatemalteca, que está liderada por algunos jueces incluidos en la lista de "funcionarios corruptos y antidemocráticos" de Estados Unidos.
Final de Recomendamos
En diciembre, Arévalo llegó a decir públicamente que intentaban realizarle un "golpe de estado".
Los obstáculos y demoras en la juramentación de este 14 de enero mantuvieron en vilo al país y, por un momento, un sector de la población pensó que el presidente podría no asumir el cargo y salió a la calle a protestar.
Miles de personas ven en Arévalo una esperanza de cambio por las múltiples denuncias de corrupción en el Estado y los últimos años de deterioro institucional y mayor autoritarismo desde el saliente gobierno guatemalteco.
Quién es Bernardo Arévalo
Sociólogo y exdiplomático de 65 años, es hijo de Juan José Arévalo, el primer presidente popularmente electo en Guatemala tras la Revolución de 1944.
Su padre salió al exilio cuando el expresidente Jacobo Árbenz fue derrocado en 1954 tras la intervención militar de Estados Unidos, por lo que Bernardo Arévalo acabó naciendo en Uruguay —algo que fue utilizado en su contra por su rival durante la campaña electoral— y regresó con su familia a Guatemala en su adolescencia.
Durante su carrera, ocupó cargos como el de cónsul en Israel, viceministro de Relaciones Exteriores en su país y embajador en España.
Entre 2020 y 2024 fue diputado en el Congreso por Movimiento Semilla, un partido que surgió primero como un grupo de análisis tras las protestas de 2015 que llevaron a la dimisión del entonces presidente, Otto Pérez Molina, salpicado por escándalos de corrupción política por los que fue finalmente condenado.
Arévalo fue el primer aspirante a presidente de la formación, dado que la candidatura de 2019 de la exfiscal general Thelma Aldana no fue finalmente autorizada por las autoridades electorales.
"No es la primera persona de izquierda que llega al poder en la etapa democrática: ya lo hizo el socialdemócrata Álvaro Colom, irónicamente exesposo de Sandra Torres. Lo que sí tiene Arévalo es una posición mucho más progresista por los propios orígenes del partido", asegura Jahir Dabroy, de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (ASIES) de Guatemala.
Su ideología encontró el rechazo de la élite económica y los grupos que tradicionalmente ostentaron el poder en el país. Muchos de sus opositores calificaron a Arévalo de "comunista" y aseguraron que, de llegar a la presidencia, acabaría por expropiar tierras a los más ricos (algo que jamás dijo).
La que sí fue una de sus principales banderas en campaña es la lucha contra la corrupción en el Estado desde un gabinete específico anticorrupción y una comisión de vigilancia, autónoma del gobierno, creada con el mismo objetivo.
Aunque no contempla su regreso, elogió la labor de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (Cicig), expulsada del país en 2019.
También avanzó que pediría la renuncia de la fiscal general del país, Consuelo Porras, calificada de "corrupta" por EE.UU. y responsable de la investigación de decenas de periodistas y jueces anticorrupción que acabaron optando por el exilio.
Aunque aclaró que no podrá interferir al respecto al tratarse de causas judiciales, Arévalo sí expresó su deseo de que pudieran regresar a Guatemala.
También declaró que protegerá los derechos de la población LGBT y que su gobierno no permitirá ninguna discriminación en su contra, algo que sus opositores utilizaron para afirmar que perseguía legalizar el matrimonio igualitario y promover el aborto. Arévalo lo negó.
Lucha contra la corrupción
El principal desafío de Arévalo será seguir tratando de mejorar las condiciones de vida y oportunidades de más de la mitad de la población que vive bajo el umbral de la pobreza y la mitad de la infancia que sufre desnutrición crónica.
Considerada la mayor economía de Centroamérica, el país también cuenta con una de las desigualdades más grandes de América Latina. Esto se refleja en una crisis migratoria que no deja de aumentar y en la ausencia de suficientes servicios básicos de salud y educación, especialmente en zonas rurales.
Aunque si hay un reto específico para Arévalo será el de tratar de cumplir con su principal promesa de acabar con la corrupción que, según analistas y organizaciones internacionales, mantiene cooptado al Estado desde hace años.
"Será complicado porque lo que conocemos como 'pacto de corruptos' existe en el país desde hace 20 años y va a ser difícil deshacerlo en cuatro años de gobierno. Hay muchos intereses de por medio y no será fácil negociar con aquellos actores que han mantenido privilegios en el Estado por tanto tiempo", opina la politóloga guatemalteca Gabriela Carrera.
Otras de sus propuestas pasan por el control de las cárceles y fortalecer a la Policía Nacional Civil en materia de seguridad, generar empleo mediante la construcción de carreteras e infraestructuras con inversión pública, la puesta en marcha de más de 400 nuevos puestos de salud y la concesión de becas para estudiantes.
Lo cierto es que las altas expectativas que muchos han depositado en un proyecto como el de Arévalo que promete tantos cambios tendrán que sortear el hecho de que cuente con muy pocos aliados.
Entre ellos, podría gozar del apoyo algunos actores sociales, autoridades indígenas y colectivos urbanos y de jóvenes que ya fueron determinantes en su éxito al liderar una fuerte movilización en redes sociales, ilusionados tras los resultados de primera vuelta.
Retos y dificultades
Pero es más que probable que enfrente el rechazo de agentes que tienen un enorme peso e influencia en el país: los grandes empresarios y la élite económica tradicional, la Iglesia evangélica y el sector militar.
"Una de sus desventajas es que tenemos una clase política que ha articulado a los poderes del Estado alrededor de una forma no muy noble de hacer política, sino muy ligada a casos de corrupción. El control de las instituciones del Estado pretende evitar que sean controladas por otros actores que pudieran cuestionar corrupción o malos manejos de fondo, y eso puede ser un obstáculo para su gobierno", dice el analista Dabroy.
Las dificultades de Arévalo podrían verse también en un Congreso de amplia mayoría conservadora, donde Semilla cuenta con 23 diputados de un total de 160, por detrás del oficialista VAMOS y la UNE de Torres que ya mostraron en el pasado su capacidad para forjar alianzas.
Pero según Carrera, directora de Acción Pública de la Universidad Rafael Landívar, "la esperanza de que pueda funcionar una negociación con diferentes actores del país es que, si algo tiene el perfil de Arévalo, es la posibilidad de mediar. Es un buen negociador y eso puede ser una gran ventaja".
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