En la disputa entre Amazon y Hachette, es el futuro de los libros el que está en juego.
David Cuen
BBC Mundo, @davidcuen
Todo empezó en mayo, casi cuatro meses atrás.
Tras fallidas negociaciones sobre el precio de los libros electrónicos de la editorial Hachette en Amazon, estos comenzaron a desaparecer de los estantes virtuales o a aumentar de precio.
La situación se ha ido agravando con el paso del tiempo hasta llegar al punto en el que Amazon le pide a los lectores que lo apoyen escribiendo correos al director de Hachette, mientras que 900 autores firman un anuncio a página completa en The New York Times pidiendo a Amazon que reconsidere su posición.
¿Cuál es el problema?
El asunto principal es el precio de los libros electrónicos de la editorial. Hachette dice que sus libros electrónicos son más baratos que sus libros impresos porque descuentan el costo de impresión y distribución. Según la casa editorial el 80% de sus libros cuestan US$9.99 o menos.
La empresa afirma que no puede (como quiere la tienda de libros electrónicos) poner a todos sus libros en la misma canasta de US$9.99 porque cada autor y obra han recibido diferentes niveles de inversión incluyendo derechos de autor, marketing, etcétera.
La editora también asegura que no puede permitir que Amazon determine cuál será el precio final de libros y dice que "Amazon está buscando mayores ganancias y aumentar aún más su cuota en el mercado".
Por su parte la tienda electrónica asegura, en su misiva a su red de autores, que algunos libros electrónicos se están vendiendo en US$15 o US$20, un precio que consideran injustificable por la falta de inversión de las editoriales en distribución, almacenamiento e impresión. Para ellos Hachette debería reducir sus precios.
En las cuentas de Amazon, por cada libro que se vende a US$14.99 las editoriales venderían 1.74 ejemplares si el precio fuera US$9.99. La compañía asegura tener prueba de estos números y los exhibe como evidencia de que, a menor precio, mayor volumen de ventas.
Uno de los argumentos centrales de la tienda virtual es que los libros electrónicos son vistos como lo fue el libro de bolsillo en su momento: como una amenaza para la industria editorial, los autores y los libros. La lógica en ambos casos, de acuerdo con la compañía, es que sus críticos piensan que rebajar precios devalúa el valor de sus obras y la ganancia en el mercado.
¿Cómo se gana dinero de un libro y de un libro electrónico?
Una editorial, en promedio, recibe un 30% de las ventas de un libro lo que implica una ganancia de entre 15 y 20% descontando los costos de impresión, mercadotecnia y demás. El vendedor -llámese Amazon o una tienda de libros- recibe en promedio un 20% de las ventas, pero su ganancia es cercana al 18%. El autor recibe entre un 10 y un 15% de las ventas y de ahí tiene que compartir entre un 10 y un 15% con su agente.
Cuando se trata de libros electrónicos el costo de la impresión del libro se descuenta aumentando así la ganancia de la editorial y del autor. Amazon, según se desprende de las declaraciones de editoriales en Estados Unidos y Europa, presuntamente estaría buscando incrementar su comisión más allá del 30% que recibe en promedio.
Pero la empresa electrónica dirigida por Jeff Bezos tiene su propio canal de distribución. El llamado Kindle Direct Publishing, o Publicación Directa en Kindle, cuenta con comisiones diferentes porque elimina de facto a a la editorial y al agente literario repartiendo así las ganancias entre el vendedor (Amazon) y el autor.
En este caso, si el precio del libro se encuentra entre US$0.99 y US$2.99 Amazon se queda con el 65% de las ganancias y el autor con el 35%. Además el escritor debe pagar el envío electrónico del libro al Kindle del comprador. En EE.UU. el costo del envío es US$0.15 por cada MB. Un libro de 300 páginas en promedio pesa 600KB, menos de un MB.
Si el precio del título es superior a US$2.99 y hasta US$9.99 entonces el autor puede recibir 70% de las ganancias del libro y Amazon sólo se queda con el 30%. Obviamente a mayor precio, menor demanda.
Quitar a las casas editoriales de la ecuación parece preocupar a algunos y alegrar a otros. Por un lado hay quienes piensan que se trata de intermediarios que quitan dinero a los autores y que un sistema en el que sólo Amazon y los autores prevalecen, sería más justos.
Pero sus defensores argumentan que es gracias a las editoriales que los lectores reciben libros de calidad y no sólo guías de auto superación o libros hechos al vapor. Las casas editoras "curan" e invierten en escritores pagándoles adelantos para que publiquen una obra. Sin ellas, explora esta línea de pensamiento, los buenos autores desaparecerían al no tener apoyo.
Amazon también es visto como ángel y demonio. Es, por un lado, la empresa visionaria que está llevando al éxito a los libros electrónicos y en el camino incrementando las ganancias de editoriales. Pero al mismo tiempo está acaparando cada vez más el mercado permitiéndole así retirar libros o aumentar su precio cuando las negociaciones con las editoriales fallan.
En medio, como siempre, están los autores y los lectores. Los primeros, a juzgar por las cartas de respaldo a una u otra parte, están divididos. Los segundos parecen confundidos.
Y entre "dimes y diretes" pocos se dan cuenta que en el fondo, en la disputa entre Amazon y Hachette, es el futuro de los libros el que está en juego.
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