Multitudes marchan en solidaridad con Pelicot, exigiendo justicia para las víctimas de violencia sexual y un cambio profundo en el sistema judicial francés.
Este sábado, el eco de miles de voces resonó en las plazas de toda Francia. Desde París hasta Marsella, manifestantes de todas las edades y géneros salieron a las calles para apoyar a Gisèle Pelicot, una mujer de 72 años cuyo testimonio ha sacudido al país.
Su caso, un doloroso relato de abuso prolongado, ha desencadenado una ola de indignación y solidaridad que sigue creciendo a medida que avanza el juicio contra su marido y otros 50 hombres acusados de violarla repetidamente durante una década.
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En la emblemática Plaza de la República de París, más de 3.500 personas levantaron pancartas con mensajes como: "Todas somos Gisèle" y "Violador, te vemos; víctima, te creemos".
Las consignas, dirigidas no solo a su caso, sino a la denuncia de un sistema judicial y policial que, según las manifestantes, ha fallado en proteger a las mujeres, fueron coreadas incansablemente.
Las marchas, convocadas por asociaciones feministas, buscan visibilizar la impunidad que rodea los casos de violación en Francia, donde más del 90 % de las denuncias nunca son investigadas.
El proceso judicial en Aviñón, que comenzó el 2 de septiembre, ha revelado los horrores que Pelicot soportó durante años, drogada por su marido, Dominique Pelicot, mientras él organizaba su violación por desconocidos y filmaba los abusos.
Frente a estos crímenes atroces, la sociedad francesa se ha unido para exigir justicia. "La valentía de Gisèle al optar por un juicio público ha sido una llamada de atención", declaró Anne-Cécile Mailfert, de la Fondation Femmes, quien subrayó la importancia de romper el silencio que aún rodea estos temas.
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En Marsella, la artista Lou Salome Patouillard expresó con dolor: "Hay demasiadas Gisèles en este país". Su sentimiento fue compartido por miles de manifestantes en todo el país, quienes demandan que la vergüenza cambie de bando y que los perpetradores, y no las víctimas, carguen con el estigma de estos crímenes.
Las manifestaciones de este sábado no solo fueron una muestra de apoyo a una mujer, sino una declaración colectiva de que ya no se tolerará la cultura de la violación.
El juicio continuará hasta diciembre, y con él, la lucha de Gisèle Pelicot ha despertado a una nación. Mientras las calles siguen llenándose de personas que exigen justicia, su caso se ha convertido en un símbolo de la resistencia frente a la violencia sexual y un llamado urgente para que Francia tome medidas contundentes.
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