Con más de 200 víctimas y devastación generalizada, la recuperación avanza con ayuda gubernamental y comunitaria en Valencia, pero el camino es largo.
El pasado 29 de octubre, Valencia vivió el inicio de un episodio climático sin precedentes. La Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA) desató lluvias torrenciales que desbordaron ríos como el Júcar, Turia y Magro, causando inundaciones históricas.
Un mes después, la región lucha por recuperarse. Calles parcialmente despejadas, puentes provisionales y toneladas de lodo retiradas muestran los primeros avances. Sin embargo, las secuelas persisten: 155 000 personas siguen sin electricidad, y miles no han podido regresar a sus hogares debido al daño estructural y la insalubridad.
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¿Qué es una DANA?
La DANA es un fenómeno meteorológico que ocurre cuando una masa de aire frío se aísla de la corriente principal de la atmósfera, creando tormentas de gran intensidad. Este fenómeno se caracteriza por precipitaciones muy fuertes en áreas concretas, a menudo provocando inundaciones repentinas, desbordamientos de ríos y daños generalizados, como ocurrió en Valencia.
Aunque este tipo de fenómenos es habitual en la región mediterránea, el impacto de la DANA en Valencia superó todos los registros históricos, alcanzando los 771 litros por metro cuadrado en algunas zonas durante solo 24 horas. Esto desencadenó la peor inundación del siglo, afectando a la infraestructura y la vida cotidiana de miles de personas.
Impacto de la DANA en cifras
Las inundaciones de hace un mes dejan algunas cifras escalofriantes. Estas corresponden a la última actualización de fuentes como el Centro de Integración de Datos (CID) o los distintos ministerios:
Esfuerzos de reconstrucción: un futuro incierto
A pesar de los avances en la limpieza de calles y la instalación de puentes temporales, como el caso de Picanya, que fue aislado durante semanas hasta que el Ejército construyó un puente provisional de 60,9 metros, el camino hacia la recuperación total es incierto.
A las dificultades para retirar el lodo de las viviendas y garajes, se suman problemas sanitarios y logísticos, como la persistente humedad y la contaminación por aguas residuales estancadas.
En muchas áreas, el lodo y los desechos se siguen acumulando, poniendo en riesgo la salud pública. El Gobierno español ha aprobado un tercer paquete de ayudas valorado en 2 274 millones de euros. Sin embargo, a pesar de la solidaridad de la comunidad local y la ayuda externa, las familias afectadas siguen enfrentando enormes desafíos.
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Las calles y viviendas continúan marcadas por los residuos y el polvo rojizo, mientras que el riesgo de desastres adicionales sigue presente debido a la inestabilidad de los alcantarillados y el peligro de desbordamientos secundarios. En las zonas más golpeadas, como la 'zona cero' de la DANA, los residentes han comenzado a adaptarse a un paisaje completamente transformado, pero la incertidumbre persiste.
Imágenes del primer mes después de la DANA
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