El histórico pacto, vigente desde 1979, se amplía por cinco años en medio de tensiones bilaterales.
A pesar de las críticas, Estados Unidos y China han decidido renovar por cinco años su acuerdo de cooperación científica y tecnológica, firmado originalmente en 1979 buscando estabilizar las relaciones bilaterales tras un período de tensiones crecientes.
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El acuerdo incluye ahora disposiciones adicionales que refuerzan la seguridad, la resolución de disputas y la protección de la propiedad intelectual, según indicó un alto funcionario estadounidense de forma anónima.
Contexto político y comercial
Sectores republicanos en Estados Unidos han cuestionado la extensión, argumentando que beneficia más a Pekín.
Por su parte, EE. UU. mantiene estrictas restricciones a las exportaciones de tecnología hacia China, especialmente en el sector de semiconductores, mientras fomenta la producción nacional.
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Aunque el acuerdo había estado en pausa el año pasado, se prorrogó temporalmente hasta que ambas potencias lograron renegociar sus términos.
Este movimiento refleja los esfuerzos por mejorar una relación clave antes del cambio de administración en Washington. Las tensiones comerciales y tecnológicas entre ambas potencias siguen marcando el ritmo de sus interacciones en la escena global.
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