03 jul 2015 , 08:38

El Estado Islámico, una amenaza existencial para Al Qaeda

   

El Estado Islámico es el primer grupo terrorista que controla un importante territorio.

La lucha de poderes dentro del movimiento yihadista mundial entre Al Qaeda y el grupo Estado Islámico (EI), creado en 2006, amenaza la existencia misma de la red fundada por Osama bin Laden, según los expertos

 

La organización creada en Irak por Abu Musab al Zarkaui para luchar contra el Ejército norteamericano, que fue retomada por Abu Bakr al Bagdadi, amenaza con hacer pasar a la historia a Al Qaeda, a cuyos jefes envejecidos les faltan relevos en el terreno. 

 

El Estado Islámico es el primer grupo terrorista que controla un importante territorio, a caballo entre Irak y Siria.

 

"El EI representa para Al Qaeda un verdadero dilema", aseguraron Tobias Feakin y Benedict Wilkinson, del Instituto Australiano de Estrategia Política. "El EI protagoniza sin cesar todas las portadas, confiscando el oxígeno de la publicidad tan importante para los grupos terroristas. Al Qaeda corre el riesgo no sólo de ser superado por su competencia, sino de desaparecer completamente. La ascensión fulgurante del EI es para la organización una amenaza existencial". 

 

Al atraer a los terrenos del califato a millones de combatientes de todo el mundo, el EI "se convirtió en la organización elegida por los aspirantes yihadistas", precisaron. "En este sentido, Al Qaeda fue vencida en su propio juego, perdiendo la mano de obra y los medios militares necesarios para sus ambiciones políticas". 

 

Unirse a las filas de los fieles de Osama bin Laden en los confines entre Pakistán y Afganistán era complicado, caro y peligroso. Para alcanzar las tierras donde el EI proclamó su "califato", sólo hace falta un viaje de ida simple a Estambul y un billete de autobús, que toman cada mes cientos de voluntarios.

 

Si la ultraviolencia, puesta en escena y cuidadosamente mediatizada por el EI, repugna a las opiniones públicas internacionales, ejerce una fuerza de atracción sobre un cierto tipo de público y espanta a sus enemigos, que a veces prefieren la huida a la perspectiva de enfrentarse a las legiones del grupo.

 

"En Túnez y en Kuwait, como antes en Yemen o en Arabia, Daech (ndlr, acrónimo en árabe del EI) quiere sembrar el terror entre la población, blanco de sus ataques, y mostrarse aún más despiadado que sus rivales yihadistas de Al Qaida", explicó Jean-Pierre Filiu, profesor en el Instituto de Estudios Políticos de París.

 

Deserciones en favor del 'califa'

 

A lo largo de los meses, de Nigeria a Pakistán, las deserciones se multiplicaron en el seno de los movimientos yihadistas que prometieron fidelidad a Osama bin Laden, en favor del "califa Ibrahim", como se hace llamar Abu Bakr al Bagdadi.

 

Esto comenzó el otoño pasado, cuando grupos en Egipto, Libia, Argelia, Yemen y Arabia Saudí se unieron al califato, adoptando sus brutales métodos y sus códigos de comunicación.

 

En Egipto, el grupo Ansar Beit al Maqdess se convirtió en el grupo "provincia del Sinaí" del EI y reivindicó incesantes ataques contra la policía y la armada egipcias. El miércoles, decenas de yihadistas provocaron ataques coordinados contra las posiciones del Ejército, causando al menos 70 muertos, militares y civiles.

 

En Afganistán y en Pakistán, sólo los comandantes de segundo rango prestaron por el momento fidelidad al EI, pero en Nigeria, el potente grupo Boko Haram se unió en marzo, convirtiéndose en su "provincia de África Occidental". El último, efectuado por el principal grupo de rebeldes islamistas en Rusia, "el Emirato del Cáucaso", proclamó a finales de junio su cambio de dependencia.

 

Las discrepancias entre los dos grupos, que comenzaron hace casi diez años en un intercambio de cartas entre los jefes de Al Qaeda y Abu Musab al Zarkaui, al que reprochaban sus masacres de chiitas que consideraban desfavorables a la causa, degeneraron en enfrentamientos.

 

En Siria, los combates enfrentan ahora a menudo a combatientes del Frente Al Nosra, afiliado a Al Qaeda, con las tropas del EI, mientras que en Libia los dos movimientos combaten, por milicias interpuestas, por el control de territorios. 

 

El mes pasado se alcanzó un punto de no retorno, según los expertos, cuando el EI publicó un video mostrando la decapitación de doce miembros de grupos rebeldes rivales, de los cuales al menos uno era de Al Nosra.  

 

Dos ejecuciones a las que el grupo Jaich al islam (armada del islam en árabe), aliada de Al Nosra, contestó ejecutando, bajo el ojo de una cámara, a 18 miembros del EI. 

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