Varios modelos epidemiológicos no prevén que contagios se detengan durante verano boreal.
Estados Unidos alcanzará probablemente la cifra de 100.000 muertos por COVID-19, mencionada el domingo por el presidente Donald Trump, de aquí a junio, según varios modelos epidemiológicos que no prevén que los contagios se detengan durante el verano boreal.
"Vamos a perder a 75.000, 80.000 o 100.000 personas", dijo el presidente estadounidense el domingo en Fox y aseguró que las medidas de cuarentena habían permitido evitar un balance de "al menos" 1,5 millones de fallecidos en el país.
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En realidad, la estimación es seguramente demasiado baja, incluso sin tener en cuenta una segunda oleada de contagios en Estados Unidos, donde se ha registrado un tercio de los casos de coronavirus mundiales.
La propia Casa Blanca prevé entre 100.000 y 240.000 muertos. Y un informe interno de los Centros para la Prevención y la Lucha contra las Enfermedades (CDC), al que tuvo acceso el diario The New York Times, anticipa incluso un rebrote a partir de mediados de mayo, con la casi duplicación del número diario de fallecidos antes del 1 de junio, que pasaría a 3.000 muertos en lugar de los 1.500 actuales.
La Presidencia informó, sin embargo, que ese informe no había sido adoptado por el Gobierno.
Estados Unidos ha registrado 68.000 muertos desde el principio de la pandemia y, desde principios de abril, detecta cada día unos 30.000 nuevos casos de media.
Aunque los contagios no repunten gracias al confinamiento impuesto para frenar la propagación del virus, la dinámica de la epidemia hace inevitable que siga creciendo el número de víctimas.
"Mi estimación personal es que alcanzaremos los 100.000 muertos a principios de junio", dice a la AFP Nicholas Reich, profesor de bioestadísticas de la Universidad de Massachusetts, cuyo laboratorio juntó grandes modelos epidemiológicos de otras instituciones para elaborar una trayectoria media.
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Según esa media, la cifra de 90.000 fallecidos se alcanzará antes del 23 de mayo.
"Eso podría ocurrir después o un poco antes. Pero observamos de forma bastante estable entre cinco y 10.000 muertos por semana, y hay pocos motivos para que eso cambie rápidamente".
Entre los nueve modelos citados el 1 de mayo por los CDC, al menos tres predicen que se llegará a 100.000 muertos en cuatro semanas. Pocas de esas estimaciones van más allá de ese plazo, dadas las incertidumbres.
Algunos cálculos son más pesimistas, entre ellos dos modelos de la Universidad de Columbia, que anticipan que el 1 de junio se habrá superado ampliamente la cifra de 100.000 muertos.
- Un país grande -
Los epidemiólogos repiten que ningún modelo puede utilizarse solo, ya que todos hacen hipótesis distintas.
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Lo más difícil de prever es el comportamiento de la gente en los próximos meses. ¿Saldrán con mascarillas? ¿Cuántos trabajarán desde casa? ¿Volverán a los niveles anteriores a la pandemia las salidas "no esenciales" a las tiendas de ropa o los restaurantes?
"Estamos en un punto de inflexión, con estados que reabrieron comercios y otros que no", añade Reich. "Eso añade un nivel de incertidumbre (...) Se trata de un sistema complejo con muchos comportamientos humanos que cambian todos los días".
Las cifras totales de contagios esconden grandes disparidades en el país. Varios estados, entre ellos Texas, Illinois y la región de la capital Washington, están sustituyendo los primeros focos de contagio como Nueva York y Nueva Jersey, donde ya disminuyen los nuevos casos.
Para mostrar las situaciones distintas en zonas rurales y urbanas, o del norte y el sur del país, investigadores de Filadelfia estudiaron la pandemia en 211 condados.
"Los epicentros de mañana no serán probablemente los epicentros de hoy", dice a la AFP David Rubin, profesor en la Universidad de Pensilvania, que trabaja también en el hospital infantil de Filadelfia.
Su equipo identificó el calor como un factor moderador de la epidemia, lo cual podría ayudar un poco, "pero la temperatura no salvará por sí sola", advierte, incluso en Texas donde los restaurantes y los centros comerciales acaban de reabrir. "Las muertes van a continuar", afirma Rubin.
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