Las autoridades panameñas localizaron un campamento clandestino en la selva del Darién, utilizado para la explotación ilegal de migrantes irregulares.
En un operativo coordinado por el Servicio Nacional de Fronteras de Panamá (Senafront), las fuerzas de seguridad descubrieron un campamento ilegal en la selva del Darién, cerca de la frontera con Colombia.
El sitio, compuesto por más de 55 chozas, servía como un centro de abastecimiento y servicios para migrantes irregulares que cruzaban esta peligrosa jungla en su trayecto hacia Norteamérica.
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La operación, que contó con la participación de unos 150 agentes, se enmarcó en la misión denominada “Arcángel Miguel”. Durante la inspección, se decomisaron siete antenas satelitales Starlink, tecnología que presuntamente facilitaba actividades ilícitas en la zona, según informó el Senafront.
El campamento, ubicado en una comunidad de la comarca aborigen Emberá, a orillas de un río, estaba equipado con instalaciones para acampar, comer, y disponer de electricidad e internet.
Este espacio, que se encontraba fuera de la ruta humanitaria autorizada, representaba una importante fuente de ingresos para los grupos criminales que operan en la región.
Las autoridades señalaron que estas actividades se vinculan directamente con la explotación de migrantes, promoviendo la prostitución, el tráfico de drogas y la extorsión, en colaboración con el Clan del Golfo, una organización criminal colombiana.
Impacto de las economías ilegales en la migración
El descubrimiento de este campamento evidencia cómo las economías ilegales proliferan en áreas donde la vulnerabilidad de los migrantes es explotada sin escrúpulos.
Los coyotes, en colaboración con grupos criminales, guían a los migrantes hacia estos campamentos donde imponen precios exorbitantes por servicios básicos.
Según el director del Sinaproc, Jorge Gobea, estos lugares operan bajo un control férreo del Clan del Golfo, replicando modelos de explotación que también se observan en Colombia.
El Senafront recordó a los migrantes que el único corredor humanitario autorizado en la selva del Darién es el que conecta Cañas Blancas con Bajo Chiquito.
Sin embargo, la existencia de campamentos clandestinos en otras áreas plantea un desafío significativo para las autoridades, que continúan trabajando para desmantelar estas redes y asegurar la protección de los migrantes.
De acuerdo con datos oficiales, entre enero y agosto de 2023, más de 324 000 personas cruzaron la selva del Darién, una cifra que disminuyó en 2024.
Las autoridades siguen enfocadas en canalizar el flujo migratorio hacia rutas seguras, en colaboración con Estados Unidos, mediante planes de repatriación y el establecimiento de cercos en las trochas de la selva.
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