Los enfrentamientos entre grupos armados ilegales evidencian la disputa por el control de territorios estratégicos en Colombia.
Los recientes combates entre disidentes de las FARC han dejado un saldo de al menos 12 muertos en el departamento de Putumayo, Colombia.
Según información confirmada por las autoridades locales, desde el pasado 30 de noviembre, dos facciones armadas se enfrentan en esta región estratégica: por un lado, el grupo liderado por alias “Calarcá”, que participa en diálogos de paz con el gobierno de Gustavo Petro, y, por otro, la Segunda Marquetalia, una organización armada que emergió tras el incumplimiento del acuerdo de paz de 2016 por parte de algunos excombatientes.
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Los enfrentamientos tienen su origen en la lucha por el control de territorios clave para actividades ilícitas, como la producción y el tráfico de cocaína. Esta región de Putumayo, al suroeste de Colombia, se ha convertido en un punto neurálgico debido a la presencia de plantaciones de hoja de coca y rutas del narcotráfico.
Una paz fragmentada
Alias “Calarcá” encabeza una de las facciones de los disidentes de las FARC que está actualmente en negociaciones con el gobierno en el marco de la política de “paz total”.
Sin embargo, su grupo se enfrenta a la Segunda Marquetalia, liderada anteriormente por Iván Márquez, quien sufrió un intento de asesinato en años recientes. Esta última organización atraviesa divisiones internas que han dificultado su alineación con el proceso de paz.
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Pese al desarme masivo tras los acuerdos de 2016, miles de excombatientes de las FARC y nuevos reclutas han mantenido o incrementado su poder a través de actividades ilegales, incluidas extorsiones y minería ilegal. Estas dinámicas perpetúan la violencia en regiones históricamente marginadas.
Impacto del conflicto en Colombia
El prolongado conflicto armado colombiano, que se ha extendido por más de seis décadas, ha dejado más de 9,5 millones de víctimas, muchas de ellas desplazadas.
Aunque el gobierno de Petro busca desactivar los conflictos armados mediante diálogos con diversos grupos, la presencia activa de disidencias pone de manifiesto la complejidad de alcanzar una paz duradera en el país.
Los expertos coinciden en que las recientes muertes en Putumayo son un recordatorio del camino aún pendiente para consolidar la paz en un territorio donde el Estado mantiene una presencia débil frente a los actores armados ilegales.
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