Colombia refuerza la cooperación internacional ante la crisis migratoria en El Darién
El paso migratorio por la selva del Darién, en la frontera entre Colombia y Panamá, involucra a migrantes de 95 nacionalidades. Ante la magnitud de la crisis, Colombia apuesta por la cooperación regional e internacional para encontrar soluciones sostenibles.
La selva del Darién, ubicada en la frontera natural entre Colombia y Panamá, se convirtió en un punto crítico para la migración de miles de personas que buscan llegar a Norteamérica.
El vicecanciller colombiano, Jorge Rojas, señaló en Madrid que la situación no solo afecta a los países fronterizos, sino que involucra a personas de hasta 95 nacionalidades, entre ellas venezolanos, africanos y asiáticos.
Según Rojas, Colombia aboga por una estrategia basada en tres pilares: prevenir, proteger a los migrantes y disuadir, a través de la cooperación internacional.
Rojas destacó que la magnitud de la crisis fue abordada en reuniones tripartitas entre Colombia, Panamá y Estados Unidos, y en diálogos regionales con países como Chile, Ecuador y Perú.
Esta problemática no es aislada, ya que migraciones similares están afectando a otras regiones del mundo, como Europa y la frontera entre México y Estados Unidos.
“Las migraciones representan un desafío global para la democracia, pues nos obligan a comprender la diversidad e incluir al otro”.
El flujo migratorio por El Darién ha transformado a Colombia de ser un país de destino a uno de tránsito, lo que ha generado presiones considerables en su sistema migratorio.
Con aproximadamente medio millón de personas transitando cada año, y 2,5 millones de venezolanos ya registrados en el país, la situación es cada vez más compleja.
Rojas informó que el gobierno colombiano está explorando la posibilidad de retorno voluntario para algunos migrantes venezolanos, como una de las medidas para aliviar la presión.
En cuanto a la ruta del Darién, se estima que en 2024 más de 244 200 personas han cruzado la peligrosa selva, un número que podría ascender a 320 000 para finales de año, según datos del gobierno panameño.
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Sin embargo, esto representaría una disminución del 38% respecto al récord de 520 000 migrantes del año pasado. El nuevo gobierno de Panamá implementó medidas más estrictas de contención, incluyendo la instalación de barreras perimetrales y acuerdos con Estados Unidos para financiar vuelos de retorno de migrantes.
Organizaciones como Médicos Sin Fronteras han informado que la mayoría de los migrantes provienen de Venezuela, seguidos por ciudadanos de Ecuador, Haití y Asia, reflejando la diversidad de los flujos migratorios en esta región.
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