Al menos 150 personas murieron en siete ataques que aún no han sido reivindicados.
Por Mario Naranjo Proaño
Ecuavisa.com
La Torre Eiffel se apagó la noche del viernes en señal de luto por las 118 personas que murieron tras una ola de ataques en la ciudad luz.
El símbolo de la ciudad a oscuras era la señal más clara del dolor que se vivía en París, que de pronto se vio sitiada por miles de policías y militares que buscaban atrapar a los terroristas, enemigos invisibles que atacaron a sangre y fuego a la población.
Los periodistas hablaban atropelladamente y decían que en los siete lugares donde se registraron los ataques las imágenes eran "apocalípticas".
A pesar del miedo, floreció la solidaridad. Cientos de personas abrieron sus puertas para que los ciudadanos asustados puedan sentir el calor de un hogar y sentirse seguros. Usando el hashtag #porteouverte o "puertas abiertas" se ofrecía refugio a quienes corrían peligro en las calles.
Las personas no podían llegar a sus casas ya que se paralizaron los transportes públicos. El metro cerró sus puertas y dejó a pie a miles de personas que deambulaban con el fin de contactarse con los suyos.
Tras los ataques, la ciudad quedó sitiada y el país encerrado ya que se aplicó el estado de emergencia que quitaba algunos derechos a la población civil. Además se cerraron las fronteras, como anunció el presidente Francois Hollande.
Algunas aerolíneas suspendieron sus vuelos desde y hacia París, oscureciendo un poco más la noche en la ciudad que un día fue la luz de la igualdad, fraternidad y la libertad.
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