Bolivia enfrenta una lucha incansable contra incendios forestales en Chiquitania
Los incendios forestales en la región de Chiquitania, Bolivia, desataron una crisis ambiental que obliga a comuneros a enfrentar jornadas extenuantes de hasta 72 horas.
En la región boliviana de la Chiquitania, comuneros, bomberos y trabajadores rurales se enfrentan a una batalla incesante contra los incendios forestales que arrasaron con millones de hectáreas de bosques.
En muchos casos, estas personas han tenido que soportar jornadas de hasta 72 horas sin descanso, usando sus propios recursos y enfrentándose a un escenario de devastación masiva.
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Así explica Pablo Rodríguez, un agrónomo que trabaja en una de las estancias afectadas.
"Cuando el fuego está fuerte, no hay descanso, hemos trabajado 72 horas seguidas, durmiendo apenas una o dos horas"
Los incendios están destruyendo el hábitat natural y amenazan las tierras agrícolas y ganaderas de la región. Los esfuerzos para contener el fuego incluyen la creación de brechas manuales en zonas de difícil acceso, la poda de ramas con machete y la humectación constante del terreno para evitar que las llamas se reactiven.
“El mayor miedo es que el viento cambie y el fuego se prenda de nuevo, o llegue hasta las casas y lo perdamos todo”
Daños irreversibles a la biodiversidad y recursos naturales
Los incendios en Bolivia afectaron profundamente la biodiversidad de la región, destruyendo especies de árboles nativos que tardarán siglos en recuperarse.
Árboles centenarios como el bibosi, cuchi, momoqui y jichicuriqui fueron consumidos por el fuego, y con ellos, parte del patrimonio natural de la Chiquitania.
Además, los incendios devastaron áreas protegidas y fuentes de agua cruciales para la fauna local. La contaminación de los manantiales y la destrucción del hábitat natural son algunas de las consecuencias más alarmantes de esta catástrofe.
La situación es agravada por la proliferación descontrolada de las quemas autorizadas, conocidas como 'chaqueos', utilizadas para preparar terrenos agrícolas.
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Sin embargo, estas prácticas mal gestionadas han contribuido a la expansión de los incendios, provocando un desastre ecológico de dimensiones incalculables. En palabras de Carlos Justiniano, un ganadero local que lideró un operativo para contener las llamas.
“El fuego duró cinco días y en su peor momento alcanzó unos 3 kilómetros. El miedo era que el fuego entre a los potreros, porque todo arde como con gasolina”.
Los incendios en la Chiquitania representan una amenaza inmediata que tienen implicaciones a largo plazo para la sostenibilidad de la región y su capacidad para recuperarse de esta devastación. Las estrategias de prevención y control serán cruciales para evitar que tragedias similares vuelvan a ocurrir en el futuro.
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