Las FARC sostienen diálogos de paz con el gobierno colombiano desde noviembre de 2012.
Emboscadas mortales, atentados contra infraestructura energética, contaminación por hidrocarburos: una ofensiva de las FARC conmocionó esta semana a Colombia, luego de que esa guerrilla pusiera fin a una tregua unilateral adoptada en medio de negociaciones con el gobierno para terminar cinco décadas de conflicto.
Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, comunistas), que desde noviembre de 2012 sostienen diálogos de paz en Cuba sin un alto al fuego en el terreno, son responsables, entre otros ataques recientes, de la muerte de tres policías en un asalto con explosivos y ráfagas de fusil en el departamento del Cauca, según denunciaron las autoridades.
Un consejo de seguridad con altos mandos militares y de la policía evaluaba ese ataque, así como el derribo de una torre de electricidad el miércoles por la noche en el departamento de Caquetá, donde unas 470.000 personas se encontraban sin luz.
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Acciones similares se han registrado en los últimos días en las ciudades portuarias de Buenavenutura y Tumaco, en la costa del Pacífico.
De gira por Europa, donde busca fondos para el posconflicto, el presidente Juan Manuel Santos, promotor de los diálogos en La Habana, repudió el recrudecimiento de la violencia.
"Son actos irracionales, como los actos terroristas que están cometiendo volando las torres para dejar a poblaciones enteras sin luz. Lo que sucedió en el Caquetá, en Tumaco, en Buenaventura. Eso tampoco tiene ninguna explicación", dijo Santos en Bruselas al finalizar la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (Celac) y la Unión Europea (UE).
"Si esa es la forma de buscar apoyo para ese proceso de paz, se equivocan de cabo a rabo, porque lo que están generando es exactamente lo contrario", agregó.
El mandatario ya había condenado la víspera el derrame de 200.000 galones de crudo provocado por las FARC en Putumayo. Otro acto de sabotaje atribuido a las FARC contra un oleoducto en el departamento de Nariño, informado este jueves, contamina desde el domingo con crudo dos ríos de la zona y amenaza con llegar al Océano Pacífico.
"Error de cálculo"
Para atender la arremetida guerrillera, el ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, envió al suroeste del país a los responsables de la Policía y las Fuerzas Militares, a la vez que anunció la movilización de "unidades especiales" para "responder con más rapidez".
Todos estos ataques se producen luego de que esa guerrilla, la principal y más antigua del país, nacida en 1964 de una insurrección campesina, suspendiera el 22 de mayo el cese al fuego unilateral que mantenía desde diciembre para mostrar su compromiso con los diálogos en La Habana.
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Para el politólogo colombiano Jaime Zuluaga, estas acciones de las FARC no son novedosas, "lo que parece novedoso es que vuelvan a producirse después del fin de su tregua".
"Las FARC esperan poner presión sobre las negociaciones de paz para obtener un alto el fuego bilateral, es un error de cálculo en un contexto donde el escepticismo no deja de crecer", dijo el profesor de la Universidad Externado, especialista en la guerrilla.
Los diálogos en La Habana, que buscan terminar con una conflagración interna que ha dejado más de 220.000 muertos, se desarrollan sin una tregua bilateral en Colombia, pues Santos considera que la guerrilla la utilizaría para fortalecerse.
El gobierno lleva adelante además diálogos exploratorios con el Ejército de Liberación Nacional (ELN, guevarista), segundo grupo insurgente activo el país, pero estos acercamientos no han dado lugar aún a la apertura de negociaciones de paz formales, algo reclamado este jueves por la comunidad internacional.
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