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El Ministerio del Interior señaló que las detenciones se realizaron bajo los artículos 166 y 173 del Código de Infracciones Administrativas, que sancionan la desobediencia a las autoridades y actos de vandalismo menor.
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La policía utiliza un cañón de agua durante el servicio.( )
Las protestas contra el gobierno de Irakli Kobajidze en Georgia continuaron por segundo día consecutivo, dejando un saldo de 107 detenidos y 10 agentes de seguridad heridos, según informó el Ministerio del Interior este sábado 30 de noviembre. Las manifestaciones, que han tenido lugar en Tiflis y otras ciudades, se desataron tras la decisión del gobierno de posponer hasta 2028 las negociaciones para la adhesión del país a la Unión Europea (UE).
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El Ministerio del Interior señaló que las detenciones se realizaron bajo los artículos 166 y 173 del Código de Infracciones Administrativas, que sancionan la desobediencia a las autoridades y actos de vandalismo menor. Entre los heridos, un agente fue hospitalizado con quemaduras tras los enfrentamientos con los manifestantes, quienes, según las autoridades, lanzaron piedras, botellas y pirotecnia. Para dispersar las protestas, las fuerzas de seguridad recurrieron al uso de cañones de agua, conforme a lo estipulado por la ley.
Terror por su relación con Rusia
Los manifestantes acusan al gobierno de Kobajidze de acercarse cada vez más a Rusia, especialmente tras la reciente aprobación de una controvertida ley de agentes extranjeros, que recuerda a la legislación del Kremlin para restringir a ONG y medios independientes. Este descontento se suma a la percepción de un alejamiento de los valores europeos y democráticos, una preocupación clave en un país que aún lidia con las secuelas de la invasión rusa en 2008.
En las protestas del jueves, 50 personas fueron detenidas, y algunos periodistas denunciaron que fueron golpeados por las fuerzas de seguridad. Aunque las manifestaciones del viernes fueron menos violentas, las tensiones no han disminuido. El gobierno, por su parte, defendió sus decisiones como necesarias para la estabilidad interna y el cumplimiento de los requisitos de adhesión a la UE, postura que los manifestantes rechazan al considerarla una excusa para limitar libertades y alejar al país del proyecto europeo.
Mientras las movilizaciones se intensifican, la situación en Georgia permanece volátil. La oposición no ha mostrado intención de retroceder, y las autoridades, firmes en su postura, no han anunciado posibles diálogos con los manifestantes.
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