Lecciones para Ecuador de Comuna 13, el barrio que pasó de ser el más violento de Medellín a un centro cultural
José Arellano, trabajador social y testigo de la transformación urbana de Comuna 13, comparte su experiencia en Ecuador. Esto fue lo que dijo.
Del miedo a la esperanza. De ambas emociones ha sido testigo José Arellano, trabajador social y parte de la transformación urbana de Comuna 13, en Medellín, un barrio que en la década de 1990 fue catalogado como uno de los lugares más peligrosos y violentos de Colombia.
En su estadía en Guayaquil, Arellano ha palpado un sentimiento generalizado en las calles: "La gente aquí tiene miedo". Es que desde 2022, la ciudad que visita entró en el ranking de las urbes más violentas del mundo. Pero, ¿estamos en un punto sin retorno?
Arellano trae consigo el ejemplo de Comuna 13, donde las cicatrices del conflicto han sido transformadas en la visita de miles de turistas extranjeros en busca de conocer su historia. A través de videos se aprecia, ahora, cómo el arte impregna cada rincón; desde murales coloridos hasta shows de música hip hop, recorridos de grafiti y las famosas escaleras eléctricas que facilitan el acceso al lugar.
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Un escenario que contrasta radicalmente con la realidad de hace dos décadas, cuando la idea de tal transformación parecía completamente impensable. Pero, ¿cómo pasó de ser el barrio más violento de Medellín a un centro cultural? Aquí los detalles.
Invertir y empoderar a los niños y jóvenes
Aunque las recetas varíen según el contexto, hay elementos fundamentales que permanecen constantes. En el caso de Comuna 13, la clave para la transformación fue el rescate de niños y jóvenes.
Este concepto fue el foco central del conversatorio titulado 'Trabajando con infancias en contextos de violencia', que se desarrolló en la Biblioteca Municipal, impulsado por el Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos de Guayaquil (CDH).
En su intervención, Arellano hizo énfasis en el trabajo con la niñez, por eso, dijo que lo primero es la inversión social y "no implica solo plata, el diálogo intergeneracional y la capacidad de empoderar a la juventud", piezas indispensables para el cambio de Comuna 13.
Es que el reclutamiento de niños para el negocio de la guerra es una realidad no solo en Colombia sino también en Ecuador, donde jóvenes son captados por bandas de narcotráfico, convirtiéndolos en víctimas del conflicto. En lo que va de 2023, 180 jóvenes han sido asesinados en la Zona 8 (Durán, Guayaquil y Samborondón).
"El niño que está delinquiendo en una banda ya es una víctima y cuando el Estado los censura y sanciona los revictimiza nuevamente y el nivel de consecuencia que trae para una sociedad es palpable en los frutos de violencia que eso genera"
Otro elemento esencial fue la incorporación de herramientas como las artes, el deporte y la gestión cultural, consideradas fundamentales para el rescate de los jóvenes. Arellano destacó que "un joven que se involucra en el arte difícilmente recurrirá a la violencia contra su propia comunidad".
Este enfoque también fue respaldado por Patricia Toro de la Fundación Hilarte y Karen Valencia de Rafama, también presentes en el conversatorio, ambas son mujeres que lideran proyectos que trabajando con la infancia en contextos de violencia en Guayaquil.
En este sentido, subrayó: "La transformación de la Comuna 13 surge de los sueños, de la capacidad de soñar (...) y de reconocer el potencial en los niños y niñas. Otro aspecto clave es el poder de lo comunitario (la responsabilidad social)".
No obstante, Arellano enfatiza que el proceso de transformación aún no ha concluido: "La guerra persiste". Por eso, aclara que su visita a Guayaquil tiene dos objetivos fundamentales: "Uno es brindar esperanza y el otro es llevar esperanza". Aunque el conflicto en la Comuna 13 no ha cesado por completo, añade que "la transformación es evidente, real y está en curso".
En este sentido, destaca que en Colombia, si bien no se ha logrado la paz, sí se han alcanzado estados ideales de transformación en medio del conflicto.
"Yo pensaba que iba a morir sin ver nunca ese acuerdo de paz, pero pude verlo. No obstante, Colombia sigue en guerra, en las zonas rurales, la Comuna 13 está en guerra, pero atravesamos los días más felices de nuestras vidas"
El mensaje fue contundente: invertir en la educación de los niños es invertir en la economía del país. "Los niños ya no son el futuro, son nuestro presente", concluyó.
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