La mutación de los secuestros en Ecuador, grupos criminales han deshumanizado a víctimas
Los últimos casos dan cuenta de personas mutiladas, golpeadas o asesinadas pese al pago de dinero para su liberación. Hasta diciembre, suman 3 292. Un experto en seguridad habla del tema.
Dos días después del secuestro de su esposo, Carla (nombre protegido), pagó USD 20 000 en Guayaquil para su liberación. Pero la noche del 1 de diciembre del 2024, solo recibió la notificación del hallazgo de su cadáver, embalado y encadenado en una vía del norte.
Carla detalló que tres hombres armados ingresaron a su casa el jueves 28 de noviembre en la madrugada y se llevaron a su pareja. Horas después, recibió mensajes de textos en los que le exigían medio millón de dólares.
Los mensajes estuvieron acompañados de fotos y de un video. En las imágenes, los secuestrados le cortaron a la víctima dos dedos de la mano izquierda.
Casos como el de Carla no son aislados en Ecuador. De acuerdo con información a la que Ecuavisa.com tuvo acceso, a diario se realiza al menos una audiencia por secuestro. Por ejemplo, el 1 de diciembre del 2024, un adolescente de 16 años fue raptado en el norte de Guayaquil.
La madre del menor relató que salió de la casa a eso de las 21:30 a comer. Los delincuentes interceptaron el vehículo en el que iba la víctima y se la llevaron. Al día siguiente, enviaron mensajes a la mujer pidiendo USD 100 000 para liberar a su hijo.
El joven apareció el 3 de diciembre. Tuvo que tomar un taxi ya que los sospechosos lo soltaron porque la Policía Nacional ya había capturado a cinco integrantes del grupo delictivo.
A esas denuncias, se suman otras que se exponen en redes sociales. Como la de un cantautor en Quito, quien detalló que en la madrugada una mujer tocó la puerta de su casa pidiendo ayuda tras ser secuestrada.
Hoy a las 2:30 de la madrugada timbraban mi casa insistentemente. Nos levantamos asustados a mirar por el Intercomunicador.
— Pancho Terán (@panchoteran) December 4, 2024
Era una mujer mayor que lloraba desesperada, nos explicaba con la voz entrecortada que la secuestraron y que la botaron ahí frente a mi condominio🧵
Según cifras de la Policía Nacional, entre enero y diciembre del 2024 se han contabilizado 3 292 denuncias de secuestros en el país. Esto significa un aumento del 36,26 % ya que en el mismo periodo del 2023 hubo 2 416 casos. (Ver cuadro)
Sobre el aumento de los secuestros en Ecuador, el experto en seguridad, Kleber Carrión, comentó a Ecuavisa.com que ha existido una "mutación de la actividad delictiva". Indicó que antes los grupos criminales planificaban los raptos y ahora se transformó en un delito de oportunidad.
Un ejemplo de ello, fue el intento de secuestro registrado en Quevedo el lunes 2 de diciembre. Hombres en un auto intentaron llevarse a una menor de edad en silla de ruedas.
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Carrión explicó además que las organizaciones delictivas han deshumanizado a las víctimas. Por eso, algunas además de ser golpeadas, son torturadas o mutiladas durante el cautiverio.
En noviembre, Andrea (nombre protegido) fue secuestrada en su local comercial ubicado en el sur de Guayaquil. Los delincuentes la encapucharon y la tuvieron dando vueltas para retirar el dinero de sus cuentas bancarias.
También la golpearon para que entregue las claves y pida más dinero a su familia. No reveló la suma de perjuicio, pero contó que los tipos le tocaron el cuerpo y amenazaban con violarla.
Un hecho similar ocurrió en septiembre, en el sector de Nueva Prosperina, uno de los más peligrosos del noroeste de la ciudad. El jefe policial de ese entonces, Roberto Santamaría, detalló las agresiones que sufrió una mujer de la tercera edad que estaba en cautiverio.
El experto en seguridad y también fundador de la Unidad Antisecuestro y Extorsión (Unase), puntualizó que antes los grupos llevaban a sus víctimas a lugares alejados, en la selva. Ahora, según Carrión, hay una hegemonía y poder de las organizaciones delictivas en la zona urbana.
En Nueva Prosperina, la Policía ha detectado justamente viviendas usadas para tener a personas secuestradas. Lo mismo en el cantón Durán, el más violento del país. Allí, por ejemplo, el 27 de noviembre se destruyeron ocho casas.
Dentro de los inmuebles, los uniformados encontraron rastros de sangre, pedazos de cuerda, colchones y sábanas. Los sitios estaban abandonados, lo que dio cuenta de que se trataban de espacios usados para los secuestros o reunión de los integrantes de las bandas para planificar los delitos.
"Tenemos grupos dedicados al secuestro con mayor preparación, entonces hay que cambiar de estrategias. La deshumanización del tratamiento implica que hemos minimizado los valores el ser humano, ya no tengo pena, no tengo miedo". Kleber Carrión.
Carrión explicó que los grupos criminales ya no tienen al secuestro como única actividad delictiva. Están ligados al narcotráfico, extorsión, robos, entre otros. Además que mediante un rapto, se pueden consumar otros hechos como asesinato y trata de personas.
El experto contó que el secuestro también se ha convertido en una forma de presionar entre organizaciones delictivas. Comentó que los delincuentes ya "no tienen protocolos", lo que hace más complejo investigar los casos.
"El delincuente ya no tiene protocolos. Ya no tiene un código de conducta que diga que me va a respetar mi integridad o mi vida. En este momento, puede iniciarse con un secuestro y termina en un asesinato, y sin embargo, cobraron el monto por mi vida".
Carrión apuntó que la Policía Nacional debería cambiar de estrategias. Dejar los patrullajes preventivos por investigativos y fortalecer las unidades especializadas para conocer quiénes son los secuestradores y neutralizar la actividad ilícita.
En la última rueda de prensa del Bloque de Seguridad, realizada en Quito este 2 de diciembre del 2024, el comandante de Policía, Víctor Zárate, dijo que se capturó a 1 040 personas vinculadas a secuestros en este 2024. Además, que se impidió el pago de más de USD 3 millones por parte de las familias a los delincuentes.
Sin embargo, aún hay casos como el de Carla, que depositó USD 20 000 para intentar recuperar a su esposo. Y el de Andrea, que tras ser liberada por los secuestradores que le vaciaron sus cuentas bancarias, cambió de número, está escondida y analiza irse del país.
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