01 ago 2024 , 07:26

Las enemistades del pasado y los intereses del futuro complican una alianza entre las izquierdas

Representantes de organizaciones políticas de izquierda se reunieron para buscar una alianza.

Juntar en un mismo espacio a representantes del correísmo, el movimiento indígena y sindicalistas era imposible hace 14 años. El gobierno de Rafael Correa había marcado distancia con esas organizaciones sociales e incluso, en su discurso semanal de las sabatinas, hostigaba a los dirigentes, acusándolos de operar bajo sus intereses particulares. Los indígenas y trabajadores, por su parte, señalaban a Correa como persecutor y autoritario.

Bajo ese escenario, resultaba inviable que estas agrupaciones, todas autodenominadas de izquierda, dialoguen para concretar alianzas. Sin embargo, ayer, 31 de julio de 2024, los movimientos políticos de esa línea ideológica se convocaron en una reunión en Quito con el objetivo de concretar un plan de gobierno común y buscar los candidatos del binomio para las elecciones de 2025.

En el encuentro participaron Luisa González y Andrés Arauz, excandidatos a la Presidencia de la República por la Revolución Ciudadana (RC); Leonidas Iza, presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), Jimmy Jairala, de Centro Democrático; Natasha Rojas, de la Unidad Popular; Isabel Vargas, expresidenta de la Unión Nacional de Educadores (UNE), entre otros.

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Expertos consultados por Ecuavisa.com creen que los resentimientos y los intereses de cada organización política son impedimentos para que esta unificación prospere. ¿Quién gana y quién pierde en el intento de aliarse?

El correísmo marca la agenda de las demás organizaciones de izquierda

En los últimos 20 años, la Revolución Ciudadana, anteriormente conocida como Alianza País y UNES, ha sido la única organización política autocalificada de izquierda que ha logrado alcanzar la Presidencia. Sin embargo, en las dos últimas elecciones, el movimiento perdió frente a candidatos de derecha, aunque logró una importante representación en la Asamblea Nacional, posicionándose como la fuerza política más relevante dentro de esa tendencia.

Es decir, el correísmo, al tener más militancia y relevancia en el electorado, es quien manejará las condiciones de la posible alianza. Juan Cuvi, exdirigente del movimiento Alfaro Vive, además, cree que la iniciativa viene de la Revolución Ciudadana, a pesar de que en redes sociales, el expresidente Correa rechazó la propuesta: "Participar con cualquiera, por ser de izquierda, es un grave error", escribió en su cuenta de X.

Cuvi considera que el objetivo de la RC es romper el techo de 47 % de votos que no logran vencer cuando llegan a segunda vuelta. Bajo su lectura, tratan de congraciarse con ciertos políticos para atraer a sus votos.

No ve un escenario en el que ese movimiento ceda la candidatura del binomio presidencial, por lo que explica que lo más probable es que se negocien también los puestos en las listas de asambleístas.

Ahí podría presentarse un primer problema: ¿quiénes están dispuestos a declinar su participación presidenciable?

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Juan Manuel Fuertes, exsubsecretario de gobernabilidad y analista político, explica que los principales beneficiados de las alianzas son los partidos pequeños, porque si no logran determinado porcentaje de votos pueden desaparecer.

Además, dice que espacios como el de ayer, en donde se anunció la posible alianza, dan "pantalla y micrófono" a determinados actores que no tienen mayor popularidad.

Sin embargo, Cuvi, Fuertes y la politóloga Sofía Cordero coinciden en que lo más probable es que esa alianza no llegue a concretarse.

Cordero analiza cada una de las organizaciones de izquierda desde sus particularidades, por un lado, explica que las organizaciones sindicalistas se mantienen con las mismas consignas desde hace años y su interés es conservar el rol de opositores para mantener sus acciones de hecho en las calles; el movimiento indígena está debilitado y busca legitimarse en las votaciones; mientras el correísmo ansía volver al poder.

La experta concluye que quienes manejan los hilos de poder de las organizaciones de izquierda nunca han tenido un interés real de consolidar una agenda conjunta.

Además, no tienen coincidencias ni siquiera en temas centrales como la situación de Venezuela, el extractivismo o los esquemas democráticos.

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Por otro lado, los tres analistas cuestionan que el movimiento indígena y representantes de sindicatos acceden a reunirse con quienes en su momento fueron sus verdugos.

Cuvi cree que el acercamiento de Iza con el correísmo le significa un alto costo porque las bases indígenas, sobre todo aquellos que sintieron la persecución del gobierno de Correa, cuestionarán sus acciones.

Antonio Ricaurte, exalcalde de Quito y analista político, cree que las ideologías, así como las alianzas, no son de interés para el electorado. Considera que al momento de votar, no les va a interesar la tendencia política que tenga el candidato ni el partido por el que corre, sino que sea una imagen fresca con propuestas que se comunican al nivel de los ciudadanos.

En contraste, la politóloga Cordero recuerda que, en el caso de la Revolución Ciudadana, las votaciones se dan por quien escoge Correa y no por el perfil del candidato.

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