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La familia de Daniel Pintado celebra por todo lo alto la medalla de oro del atleta ecuatoriano
Al sur de la capital azuaya, en el barrio Virgen de Bronce, la madre, los hermanos y los sobrinos de Daniel Pintado, saltaban de alegría flameando la tricolor y gritando el nombre del campeón.
A más de 9 000 kilómetros de París, una familia vibraba en Cuenca con cada paso de Daniel Pintado hacia la victoria. Un triunfo dorado que brilla con la luz de dos pequeños: Nicolás y Monserrath.
A los pequeños no les importó la madrugada y, emocionados, se mantuvieron despiertos hasta ver a su héroe cruzar la línea.
Al amanecer, no pudieron contenerse y salieron a gritarle al mundo el triunfo de su padre. Así lo hizo Nicolás, de 9 años, con todos aquellos que se acercaban.
Él ya se lo esperaba, sabía que este jueves sería un día de gloria. No en vano, horas antes había retratado a su papá en el podio al pie de la torre Eiffel. Imagen que subió a las redes sociales con una convicción tan firme que parecía presagiar el oro.
En el centro de Cuenca, Nico emuló el paso de la marcha junto a Claudio Villanueva: colega y compañero de pista de su padre.
"Me sentí, así pensé que era un sueño y luego me di cuenta de que era real y superemocionado, la verdad no sé cómo explicarlo cómo me sentí", dijo Nico.
Hermanos y sobrinos de Daniel Pintado
Al sur de la capital azuaya, en el barrio Virgen de Bronce, la madre, los hermanos y los sobrinos de Daniel Pintado saltaban de alegría flameando la tricolor y gritando el nombre del campeón. "Daniel, Daniel, Daniel, Daniel".
"Ya no creo que tenía corazón ese rato, porque no sabía, era, era llorar, o sea, y decir gracias dios, porque él cumplió su sueño, logró su objetivo", dijo Eulalia Álvarez, madre del campeón olímpico.
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Padre de Daniel Pintado
Con orgullo, el padre da Daniel, Fausto Pintado, mostraba esta mañana los trofeos, medallas y reconocimientos que ha recopilado desde que inició esta disciplina a los cinco años.
"Me siento muy emocionado y lo único que le digo a mi hijo, gracias por todo por este privilegio que nos da de sentirnos contentos, realmente es una emoción".
Mientras tanto, en París, el dibujo de Nico encontró eco: su papá posó con la foto de sus dos pequeños al pie de la torre Eiffel, sellando su victoria con el amor que cruzó continentes y por el que hoy proclamó: "valió la pena".
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