29 jul 2024 , 01:53

Eric Moussambani, el nadador que no sabía nadar pero que llegó a los Juegos Olímpicos

Los Juegos Olímpicos tiene una serie de microhistorias a lo largo de cada edición y el nombre de Eric Moussambani es una de ellas, un nadador que sorprendió al mundo no por sus cualidades dentro del agua, sino por la falta de ellas.

   

Llegó siendo un desconocido y después de firmar los 100 metros libre más lentos de la historia olímpica pasó a la posteridad: hace casi 24 años, el 19 de septiembre de 2000, Eric Moussambani, apodado irónicamente Eric la Anguila, se ganó los corazones en los Juegos de Sídney.

Fue sin duda una de las imágenes de la cita australiana. Al borde del agotamiento y animado por los espectadores de manera vehemente y emocionante, Eric Moussambani, hizo su ida y vuelta en la piscina olímpica en un minuto, 52 segundos y 72 centésimas, vividos como un auténtico calvario.

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Su peculiar técnica, nadando sin meter la cabeza bajo el agua en ningún momento, y su crono, lejísimos del récord mundial de la época (48.18), convirtieron a Moussambani, que entonces tenía 22 años, en uno de los héroes más inesperados de los Juegos de Sídney.

El apodo de Eric la Anguila se lo puso la prensa australiana y hubo consenso general en que su actuación encarnaba a la perfección el lema de Pierre de Coubertin, el padre del movimiento olímpico de la era moderna: "Lo importante es participar".

Su nombre se hizo muy popular. Hizo publicidad en Japón y Australia, recibió numerosas invitaciones de federaciones de varios países y dio entrevistas para medios de todo el mundo, recuerda.

¿Cómo llegó ese joven que comenzó a entrenar con un pescador para aprender a nadar hasta esa epopeya olímpica defendiendo a Guinea Ecuatorial?

"En la radio nacional emitieron un comunicado en el que decían que necesitaban nadadores para formar parte de los atletas de la Federación de Natación. La reunión fue en el hotel Ureca y el sábado de la reunión me presenté como único varón. También se presentó una chica. Solo dos personas", recuerda en una entrevista con la AFP.

"El entonces presidente del Comité Olímpico, el señor Fernando Minko, nos dijo que éramos dos y quería ver cómo nadábamos. Así que me eché a la piscina y comencé a mover los pies. Después de nadar, el presidente del Comité nos dijo que había que entrenar, que estaban los Juegos Olímpicos en Australia y que faltaban dos o tres meses", apunta.

"Cuando nos dijeron que iríamos a los Juegos Olímpicos yo todavía no sabía qué eran los Juegos Olímpicos. Estaba únicamente feliz por viajar, por pasear. Eso es todo lo que tenía en la cabeza. Ni siquiera sabía dónde estaba Australia", admite.

No sabía nadar

Mientras las estrellas de la natación preparaban los Juegos Olímpicos de manera minuciosa, Moussambani improvisó hasta el último momento.

"Sinceramente, no sabía nadar. Lo que tenía era nociones, pero nada más. En un nivel internacional y competitivo no tenía nada de experiencia. No sabía cómo mover los brazos, los pies, ni coordinar la respiración en el agua", reconoce.

"Cuando me enseñaron la piscina, estando arriba la vi pequeña. Cuando llegué a la piscina me pregunté si seguía siendo la misma porque encontré que era demasiado grande. Nunca había visto una piscina así. Dije que no podía nadar ahí", recuerda este deportista, cuyo paso a la natación vino precedido por la fractura de un brazo jugando al básquet.

Antes de sus recordados 100 metros de Sídney tuvo la ayuda de un improvisado benefactor, que le permitió disponer de los mínimos elementos necesarios para saltar al agua.

"No tenía traje de baño, ni gafas. La federación no me había dado nada. Tenía unas bermudas, que yo mismo había comprado en una tienda de segunda mano. El día de la competición, un entrenador de Sudáfrica me vio con bermuda y toalla, y me preguntó dónde iba. Yo le dije que tenía que nadar y me dijo que vestido de esa forma me iban a descalificar porque no iba vestido reglamentariamente. Me dijo que parecía que iba a la playa", sonríe.

Su aventura olímpica fue breve. Un error administrativo del Comité Olímpico de Guinea Ecuatorial, que extravió su foto de identidad, le privó de poder estar en los Juegos de Atenas-2004.

Pero Mousssambani, empleado de una compañía petrolífera, sigue ligado a la natación, en labores de seleccionador para la federación de su país.

"Estoy contribuyendo mucho para que nuestro país pueda tener buenos nadadores, preparándolos fundamentalmente desde niños", subraya.

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