Una multitud se congregó hoy en el centro colonial de Quito para profesar su fe y devoción en la procesión "Jesús del Gran Poder", una de las mayores manifestaciones religiosas del Viernes Santo en Ecuador. Miles de cucuruchos, verónicas, cristos, romanos y músicos desfilaron por las angostas calles de la capital ecuatoriana, en una demostración de recogimiento y esperanza al recrear el viacrucis de Jesús en su camino al Calvario.
Una multitud se congregó hoy en el centro colonial de Quito para profesar su fe y devoción en la procesión "Jesús del Gran Poder", una de las mayores manifestaciones religiosas del Viernes Santo en Ecuador.
Miles de cucuruchos, verónicas, cristos, romanos y músicos desfilaron por las angostas calles de la capital ecuatoriana, en una demostración de recogimiento y esperanza al recrear el viacrucis de Jesús en su camino al Calvario.
Los cucuruchos encabezaron la marcha que se extendió por muchas cuadras, como un manto violeta que sólo dejaba ver las estampas de penitentes, disfrazados de cristos, levantando pesadas cruces de madera para emular la pasión de Jesús.
Los niveles de penitencia llegaban casi al sacrificio de algunos personajes que también se enroscaron alambres de púas o ramas de espinas en sus cuerpos.
Niños, ancianos, mujeres y hombres, por igual, todos ataviados con las ropas de penitencia, desfilaron en la procesión "Jesús del Gran Poder", una gran imagen de Cristo con la cruz a cuestas que se encuentra en el interior de la Iglesia de San Francisco y que sólo sale a la luz el Viernes Santo para ser paseada al final de la procesión.
Asimismo, una multitud de curiosos, entre ellos muchos turistas extranjeros, aguardaron a los costados de las calles para observar la romería.
Pero el rito no sólo se demuestra en las calles, la mayoría de participantes se prepara con semanas de anticipación y en la mañana de la procesión se concentran en los patios del convento de San Francisco para vestirse, rezar y ganar valor para enfrentar la dura caminata por el pavimento, muchos lo hacen descalzos.
Byron Ilaquiza, uno de los cucuruchos, contó a Efe que la de hoy fue su sexta participación consecutiva en la caminata.
"Uno participa por la devoción a 'Jesús del Gran Poder', yo le tengo mucha devoción y ya voy seis años participando en la procesión y pienso cumplir los doce", una meta que según los más viejos, es el tiempo para alcanzar "lo más grande que uno anhela en la vida", relató Byron.
"Para mí, mi anhelo, es la salud y la vida, que haya trabajo y que seamos todos humildes y no haya discriminación, racismo, que ya no haya más guerras en el mundo y pedirle a Dios que este sea un mundo humilde y tranquilo", añadió.
También la fe motiva a María Pachacama, una señora de unos cincuenta años de edad.
"Lo hago desde hace cuatro años", contó a Efe con la voz entrecortada y a punto de llanto cuando recordó que "hay tantas cosas que he pasado, una enfermedad, deudas que he tenido y esto es algo para agradecerle a Él".
"Si Dios me da salud y vida lo seguiré haciendo", participando en la procesión del Viernes Santo, como agradecimiento, "porque Él no nos abandona en los momentos más difíciles" de la vida, agregó María que con resignación asegura que acudió sola, sin su familia, a la romería de hoy.
Kevin es, en cambio, un turista estadounidense que ha llegado a Quito para retratar con su cámara fotográfica la procesión quiteña. "Esto es maravilloso", no sólo por la demostración religiosa sino por "el colorido de la procesión", señaló.
"También me gusta la fanesca", agregó el extranjero al referirse al portentoso plato que se prepara durante la Semana Santa en Ecuador. "Es muy rica", añadió.
El potaje se cuece con variedad de granos frescos, abundante leche, queso y bacalao seco y, usualmente, es acompañado con "molo", un puré de patatas y mantequilla que se adorna con queso, masitas de harina y rodelas de plátano frito en una cama de lechugas.
También se come el dulce de higos con queso tierno, que desafía a la abstinencia.
La preparación de la fanesca se extiende por todo Ecuador al igual que las procesiones del Viernes Santo, aunque las más importantes son la de Quito y la del "Cristo del Consuelo" en la costera Guayaquil.
Allí también, decenas de miles de fieles marchan por las calles de Guayaquil en cortejo de la imagen sagrada y muchos creen que con sólo toparla se curan los males del alma.
También se destaca el "Lavado de la Santa Cruz", en la provincia costera de Santa Elena, donde los fieles, especialmente pescadores, sumergen y lavan la imagen sagrada en el mar.
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