El trabajo de un director implica múltiples aristas en una producción televisiva.
Dirigir una producción como Los García es un desafío de precisión y coordinación. Con dos directores a la cabeza, la serie se graba en cuatro sets distintos, exigiendo una planificación minuciosa.
Ellos son responsables de marcar la pauta en cada toma: guían a los actores, colaboran con los camarógrafos y velan porque todos los elementos técnicos y creativos se alineen para entregar un producto impecable.
Aquí, conocerás cómo es el día a día de los directores de Los García.
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Toma 1: Revisar la pauta
El trabajo de un director de Los García comienza por revisar las pautas, el guion y las escenas que se van a rodar, lo que implica prepararse desde el día anterior al establecido para las grabaciones.
“Nuestro trabajo comienza el día anterior al rodaje, cuando recibimos una pauta y leemos las escenas que se harán al día siguiente”, comenta Juan Salazar, uno de los directores que, junto a Lester Zavala, dirigen la producción en dos sets de los estudios.
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Dirigir una producción televisiva implica leer, analizar, comprender y memorizar una gran cantidad de texto en el que se establece todo lo que se debe hacer, lo que implica “estudiar la pauta para saber cómo plantear las escenas”, como destaca Zavala.
Toma 2: Reuniones previas con el equipo
El día comienza temprano para el equipo de dirección en los estudios de Los García.
A las 8 de la mañana, con la pauta diaria memorizada y cada detalle del guion bien claro, arranca el trabajo de campo. Antes de que las cámaras se enciendan, hay un ritual clave: la reunión con todos los departamentos.
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En esta primera cita del día, se asegura que todo esté en orden. Se comunican novedades, se confirman los equipos técnicos que se utilizarán y se resuelven los últimos ajustes.
“Luego de ello, revisamos que los actores estén listos y que la ambientación esté en su punto dentro del set para empezar a marcar las escenas”, explica uno de los directores.
Toma 3: Iniciando las grabaciones
Con las reuniones concluidas y los detalles técnicos en su sitio, comienza la verdadera acción: el rodaje. Diego Spotorno y Cecilia Cascante, los encargados de dar vida a Pepe Pancho y Adelita, son llamados desde los camerinos al set.
La escena del día es intensa: una discusión cargada de emociones. Antes de filmar, el director repasa el guion junto a los actores, asegurándose de que cada línea y gesto se ajusten a la narrativa.
En esta ocasión, el ensayo no es solo una práctica, sino que también se graba para ajustar detalles técnicos como los planos y movimientos de cámara.
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Cuando todo está listo, el director da las últimas instrucciones al jefe de piso. Al conteo de 3, 2, 1, las cámaras comienzan a rodar, y los actores se transforman en sus personajes. Pero la labor del director no se detiene ahí: observa cada detalle con ojo crítico, desde los encuadres hasta los diálogos, asegurándose de que todo fluya según lo planeado.
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Sin embargo, los errores son inevitables. Si Cecilia olvida una línea, o Diego se sale del plano, la grabación se detiene y se repite. Dependiendo del fallo, puede ser necesario rehacer toda la escena o solo ciertos fragmentos. Así, entre ensayo y error, se construye la magia de Los García.
Toma 4: Ajustes y detalles
La discusión entre Pepe Pancho y Adelita llega a su clímax, las cámaras se detienen y los micrófonos se apagan. Pero el trabajo no termina ahí.
En una pantalla, aparece el reprise de la escena recién grabada. Es el momento en que el director, junto con el equipo en el set, analiza cada detalle en busca de posibles errores.
“Al final de cada escena revisamos el material. No pasamos a la siguiente hasta asegurarnos de que todo esté en orden”, enfatiza Zavala.
Los fallos pueden ser sutiles: un encuadre incorrecto, un movimiento fuera de lugar o problemas de continuidad. Si algo no encaja, la escena se graba nuevamente, un proceso rutinario pero esencial para mantener la calidad.
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La dirección trabaja en estrecha colaboración con el equipo de postproducción, asegurando una fluidez constante entre ambas etapas. Esta retroalimentación es clave para la coherencia visual y narrativa.
Afortunadamente, esta vez, la escena se grabó sin contratiempos. Con todo en orden, el equipo avanza confiado a la siguiente toma, reflejando el esfuerzo colectivo que define a Los García.
Toma 5: Cuando surgen los imprevistos
El ritmo del rodaje avanza con fluidez: los actores se mueven entre el camerino y el set, el equipo de maquillaje ajusta los últimos retoques, y la tramoya asegura que cada elemento esté en su lugar. Todo parece transcurrir sin contratiempos, hasta que un problema rompe la rutina.
El director, el jefe de piso y el equipo de casting se miran con preocupación: uno de los actores no llega a tiempo. Este retraso pone en riesgo la continuidad del cronograma y obliga a ajustar la logística del día.
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Este tipo de imprevistos es parte del desafío diario del equipo de Los García. Sin embargo, no es el único: ausencias inesperadas, enfermedades o escenas que requieren más tomas son situaciones que deben resolverse sobre la marcha.
“En estos casos, se suele mover la escena, o en casos mucho más extremos, la pauta se cambia, por ejemplo, el rodaje del 13 de noviembre lo pasamos al 15 y visceversa” puntualiza Salazar.
En estos casos, adaptarse rápidamente es clave para asegurar la continuidad de la producción. Afortunadamente, el actor llega al estudio a tiempo para su escena, lo que permite que la pauta del día se mantenga sin cambios, aliviando así al equipo.
Toma 6: Trabajando bajo presión
El día transcurre sin mayores contratiempos hasta que un imprevisto surge: una escena se está demorando más de lo planeado. Estos contratiempos son comunes en el set, y rápidamente la presión recae sobre el equipo.
En momentos así, el liderazgo del director se convierte en una pieza clave para mantener el rodaje en marcha.
“Hay momentos en los que nos divertimos haciendo nuestro trabajo, pero también hay otros donde debemos centrarnos, y es ahí donde el director debe mantener firmeza”, señala Zavala.
Un retraso en el rodaje afecta no solo la pauta del día, sino que también pone en riesgo la postproducción y la entrega del capítulo final.
Para evitarlo, el equipo de dirección ajusta estrategias en el momento, asegurando que la continuidad y el ritmo de la producción se mantengan.
En Los García, cada minuto cuenta. El desafío constante es equilibrar la calidad artística con la eficiencia técnica, mientras se mantiene la esencia de la historia y la continuidad.
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Toma 7: Un mensaje final
El día llega a su fin, y con él, el bullicio del rodaje se apaga. Las escenas pautadas se han grabado, las luces del estudio se apagan, y el equipo recoge sus herramientas. Poco a poco, cada miembro del equipo se retira, listo para un merecido descanso antes de enfrentar un nuevo día de trabajo.
Los directores también culminan su jornada tras asegurarse de que todo el material grabado haya sido entregado y los escenarios queden desocupados. El esfuerzo colectivo de horas de trabajo se traduce en el producto final que el público disfruta en la pantalla.
“Quiero que el público ría, llore y se identifique con los personajes”, comenta Zavala, resaltando que el éxito de Los García es resultado de un trabajo en equipo.
Salazar, por su parte, añade: “Espero que la audiencia valore el esfuerzo detrás de cada escena, no solo en dirección, sino en cada área de la producción”.
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