El influencer Yao Cabrera, que obligaba a una empleada a ser su esclava, fue condenado por la justicia
La historia relatada por la víctima recorre medios latinos, después de que la sentencia se haya hecho pública, desde comida descompuesta, a horas sin descanso de trabajo. Te contamos.
Yao Cabrera, un influencer de origen uruguayo, fue condenado a prisión debido al delito de trata de personas con fines de explotación sexual, laboral y reducción a la servidumbre. El también youtuber deberá cumplir cuatro años de cárcel por lo sucedido. La noticia le da la vuelta al continente.
Los jueces Daniel Gutiérrez, Walter Venditti y Nada Flores Vega del Tribunal Oral 3 de San Martín, Argentina, dictaminaron la sentencia, misma en la que también deberá pagar 6,864 dólares. No es la primera vez que el hombre enfrenta problemas con la justicia.
Este 26 de abril medios argentinos replicaron lo sucedido. Una exempleada del creador de contenido denunció ante las autoridades los sucesos que experimentó mientras trabajaba para él, después de haber sido localizada por su equipo de trabajo, "la contactaron para ofrecerle trabajo como diseñadora gráfica".
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Primero empezó editando videos "a cambio de un sueldo y vivienda dentro de lo que denominaban la 'Mansión wifi', sin embargo posteriormente incluso la obligaron a ser parte de las "novelas" que grababan para redes sociales. Lo aceptó, tenía miedo de quedarse sin empleo.
“Yo fui una esclava en la ‘Mansión Wifi’ y Yao era las órdenes de todo lo que pasaba ahí”.
Sin embargo las cosas empeoraron, le comunicaron que no le pagarían con dinero, sino con "seguidores" en sus redes sociales. Su situación familiar era grave, por lo que no tenía dónde ir. Posteriormente contactó directamente a Cabrera, él la invitó a quedarse donde vivía, también le daría alimentos, a cambio de editar videos para él.
El ambiente se tornó repulsivo, no dejaba de trabajar desde las 9 de la mañana hasta aproximadamente las 2 de la madrugada. Sus descansos eran solo los domingos. Además, para comer, el influencer le daba "arroz con tomate de lata. De merienda, un té y tres galletitas de agua, a veces no había nada que cenar, la comida estaba descompuesta, lo que la llevaba a fuertes malestares”.
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Los abusos escalaron, fue obligada a limpiar inodoros tapados tras repetidas amenazas de dejarla en la calle. Cabrera le decía que debía comportarse como "su esclava", ya que "no podía hacer nada sin su consentimiento", detallan informes.
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