Cada 9 de febrero el rito se repite y de todas partes llegan seguidores del artista.
Intérprete de centenares de canciones, Julio Jaramillo pervive en la memoria de un país que no ha dejado de identificarse con el sentimiento de sus melodías. Hoy se realizaron homenajes al “Zorzal de América”, en la ciudad que lo vio nacer y que no se resigna a creer que se haya ido.
La música de Julio Jaramillo se mantiene vigente y su idolatría intacta. No hay explicación que vaya más allá de su arraigo popular y de la identificación mutua con un pueblo que se niega a dejarlo ir. “J.J.” vive en el cementerio general de Guayaquil.
Cada 9 de febrero el rito se repite y de todas partes llegan seguidores del artista con sus mujeres y con sus hijos, sólo para recordar a J.J.
Fanáticos que recurrentemente se encontraban ante el mausoleo del “Ruiseñor de América” decidieron conformar un club de fans, que se encuentra en el sur de Guayaquil. Un espacio para cantar sus canciones, para observar algunas de las fotos de sus recorridos por el mundo porque, Julio Jaramillo era de todos, era la voz y sentimiento del continente.
Así vive Guayaquil un aniversario más de su partida. Esta frase es un decir, porque en verdad Julio Jaramillo nunca se ha ido. El cantante pervive en su gente que recuerda emocionada sus canciones y vive intensamente ese legado que se escapa de la memoria, del recuerdo, porque los habita en su piel y en su pecho.
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