10 nov 2024 , 12:00

“Mujeres tan divinas, no queda otro camino que adorarlas”: la canción a la que su autor no le tenía fe y se convirtió en un éxito de Vicente Fernández

Martín Urieta había escrito un poema y se lo mostró a un amigoque cantaba rancheras en la Plaza Garibaldi, en Ciudad de México.

   
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A su amigo, Humberto Cabañas, le gustó mucho y decidió incluirlo cuando cantaba “De qué manera te olvido”, del compositor mexicano Federico Méndez.

En una ocasión, al poeta y al cantante los invitaron a una comida donde estaban otros músicos y representantes de esa industria.

En esa reunión, la vida de uno de ellos cambiaría para siempre.

“Mi amigo siempre quiso estar en la marca donde grababa Vicente Fernández”, le cuenta Urieta a BBC Mundo.

Y con eso en mente, se le acercó a Méndez, que era el director artístico de Fernández, y le dijo:

“Oye Federico, ¿cuándo vas a venir a ver mi show? En tu canción recito este poema:

Hablando de mujeres y traiciones

Se fueron consumiendo las botellas

Pidieron que cantara mis canciones

Y yo canté unas dos en contra de ellas

Tras escuchar el poema completo, Méndez quedó “fascinado”.

-¡Mire Humberto! Se me enchinó el cuero con eso. ¿De quién es?

-De Martincito Urieta, que está aquí.

Te contamos lo que sucedió después de esa conversación, cómo nació “Mujeres divinas” y cómo le dio paso a una alianza artística que les trajo muchas satisfacciones a Urieta y a Fernández.

“Era una de sus canciones favoritas. Desde la primera vez que la grabó, era obligatorio cantarla en cada presentación”, le cuenta a BBC Mundo Vicente Fernández Abarca, el hijo mayor del artista.

“Aunque hay una cantidad enorme de éxitos de mi padre, esta canción tiene un lugar muy especial en todo su catálogo”.

Urieta, que este lunes cumple 81 años, conversó con BBC Mundo no solo sobre su composición, sino sobre su extraordinaria trayectoria artística de 50 años.

"Un trancazo"

Urieta cuenta que después de que Méndez escuchó su poema, todos se distrajeron en medio de la reunión. Pero al rato, lo llamó y le pidió hablar aparte:

-Oiga, Martín, ¿y ese poema tiene música?

-Sí

-Llévamela para Vicente el martes

-¡Claro!

Martín Urieta

Fuente de la imagen,Getty Images

Pie de foto,Martín Urieta es el presidente del Consejo Directivo de la Sociedad de Autores y Compositores de México.

Pero Urieta no tenía la música, así que se la hizo entre el viernes, que había sido la comida, y el sábado.

“Tan rápido le hice la música que no le tenía fe a mi canción”, cuenta. Aun así, la grabó y se la llevó en un casete.

Después, Fernández recordaría que Méndez le pidió aprenderse la canción.

“La estudié, la grabé y fue un trancazo”, le contó, en 2014, a Mónica Garza del programa Historias Engarzadas de TV Azteca.

Fernández, que ya era una figura consagrada, la grabó en 1987 y se convirtió en un gran éxito y no solo en México.

La primera vez que Urieta escuchó al "número uno" de la música ranchera interpretar su creación, se sintió feliz.

Un año

“La estuvo cantando un año completo. Se la pedía todo el mundo, pero decía que era de un compositor que ‘ni conozco’ y eso me molestaba”, cuenta Urieta.

“Hasta que en un concierto en Bogotá, vio a todo el estadio ponerse de pie para cantar ‘Mujeres divinas’ con él”.

Vicente Fernández vestido de verde cantando

Fuente de la imagen,Getty Images

Pie de foto,Fernández interpretó varias composiciones de Urieta como “Urge”, “Qué de raro tiene”, "Mi vejez". (Foto: concierto en Miami, 2010)

Tras ver esa reacción del público, Fernández preguntó por el autor y le dijeron que se trataba de “un mexicano llamado Martín Urieta”.

Después le contaría al compositor que lo primero que quería hacer al regresar, era conocerlo.

“Yo estaba muy sentido con Vicente. Cuando un intérprete dice eso es peligrosísimo porque los plagiarios lo traducen en que la canción no tiene autor”.

Y el encuentro se dio. Urieta estaba cantando en “un lugarcito” cuando llegaron dos personas.

“Venimos a escoltarlo porque el señor Vicente Fernández lo quiere conocer”, le dijeron.

“Yo, muy resentido, les digo: ‘¿Por qué me quiere conocer? Ha cantado mi canción por un año, en el disco está claramente el nombre del autor. ¿Por qué nunca se ha tomado la atención de leerlo?”.

“A regañadientes me llevaron al Auditorio Nacional, donde se estaba presentado. Allí le reclamé y me dijo: ‘Sé que fue un error mío decir eso que no te conozco, pero la próxima vez que te grabe una canción voy a gritar tu nombre para que te conozca todo el mundo’”.

Así lo hizo, en otro de sus grandes éxitos, también de la pluma de Urieta, “Acá entre nos”, Fernández grita:

“Martín, no cabe duda que también de dolor se canta cuando llorar no se puede”.

La historia de la canción

“Cuando me entrevistan, muchos me dicen: ‘Usted debió haber estado muy enamorado para escribir una canción tan hermosa’”, dice Urieta.

“Pero es que no la han entendido, ‘Mujeres Divinas’ no habla absolutamente nada de amor”.

“La canción es una historia. La mayoría de mis composiciones son vivencias”.

Martín Urieta y Vicente Fernández abrazados

Fuente de la imagen,Cortesía: Martín Urieta

Pie de foto,La música los unió y “después fuimos amigazos”, dice el autor.

“Nos habíamos reunido varios autores en un lugar que llamábamos estudio para componer, pero también para socializar, convivir, con amigos y amigas”.

“Cada quien cantaba su canción nueva y me tocó a mí”.

El músico recuerda que ese día “andaba un poco sentimental”, dolido por un desamor y entonó la que en ese momento era su creación más reciente: “Te me vas al diablo”.

Al terminar, un amigo se le acercó y le dijo: “A mí no me gustó tu canción” y le expresó su descontento porque la letra iba dirigida contra una mujer.

“Como era joven, guapetón y rico, porque era banquero, le dije: ‘Pues a ti porque no te han hecho lo que a mí me han hecho. Cuando te lastimen como a mí, te va a gustar mi canción’”.

“Y me respondió: ‘Te equivocas, a mí siempre me han lastimado, las mujeres me han hecho trizas el alma, pero no voy a andar de chillón, quejándome, si los momentos más bellos los he pasado al lado de una mujer’. Eso me impresionó porque también era mi forma de pensar, de adorar a la mujer”.

“Y me dije: ‘Esto te lo voy a hacer una canción’. Así surgió su majestad la idea. La madre de una canción es la vivencia, de ella nace la idea y de la idea, la canción”.

“Mi amigo, que en paz descanse, se volvía loco de alegría cuando la escuchaba porque él la inspiró”.

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