Cero músicos ecuatorianos en el TOP 50 de lo más escuchado en el país, ¿aquí no vale consumir lo nuestro?
El talento artístico ecuatoriano es amplio, pero en la industria musical las ganas no son suficientes para alcanzar el éxito.
En Ecuador suele hablarse de consumir lo nuestro, lo hemos leído en campañas publicitarias de alimentos, artesanías, prendas, productos y todo tipo de objetos tangibles, pero ¿dónde queda aquello que no tocamos o comemos, pero sí escuchamos, vemos e incluso disfrutamos día a día?
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La música es parte de nuestra vida, desde generaciones pasadas se convirtió en un recurso necesario para tareas diarias, desde lavar los platos hasta hacer una tarea o completar una tesis, superar un desamor o disfrutar de una celebración. Es por ello que, mientras más acceso tengamos a ella, mejor, ahí es cuando las plataformas musicales digitales ganan toda nuestra atención.
Spotify es una de las más populares en la actualidad, "si no tienes Spotify no estás en nada", se escucha con recurrencia. Miembros de todas las generaciones aprendieron a utilizarla y a partir de ahí, se transformó en una vía directa para escuchar a nuestros artistas preferidos. Pero... ¿por qué ninguno es ecuatoriano?
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Una imagen de @maps_black generó debate en redes sociales a finales de año, en ella se constataba la cantidad de artistas nacionales en el top 50 de los más escuchados en 2024 en cada país de Latinoamérica.
Para nuestra sorpresa, Ecuador es el único país del mapa que contaba con el número cero, es decir, ningún músico ecuatoriano se encontraba entre lo más escuchado por los usuarios de su propio territorio, a diferencia de lo que sí ocurre en naciones como Colombia, México, Argentina, Chile y más.
En Brasil, por ejemplo, de los 50 más escuchados en Spotify, 47 son nacidos en ese país. En Colombia, 16 artistas de esa nación están entre los preferidos del público, en Argentina 35 y en México 31 son artistas nacionales dentro del referido Top. Pero en Ecuador, ninguno.
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La respuesta podría parecer sencilla, "cada quien escucha lo que quiere", pero entonces, ¿por qué no queremos escuchar música producida por nuestros compatriotas?
"Yo a veces digo, ¿será de poner una bandera de Ecuador en las publicaciones de mi música o va a haber menos chances de que me escuchen? (...) hay una batalla muy grande como artista, cada (uno) rema por su propio lado, en su canoa, solita o solo, aún más si apuntamos al mismo objetivo", expresa el artista ecuatoriano Francisco J. Gordillo, mismo que produce tracks y música instrumental.
"Los artistas independientes también tenemos un poco la culpa aquí (...) cada uno está en su propio proyecto", opina, sin dejar de lado la ausencia de apoyo estatal.
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Movámonos a otro lado y coloquemos la lupa sobre los consumidores, los usuarios. De hecho, un debate en Reddit se abrió al respecto: "La industria musical ecuatoriana se auto-canibalisa, hay nichos de música popular y nichos de música con influencia internacional (...) esos grupos suelen ser muy excluyentes el uno del otro", expresó uno de los comentarios más populares, dando a entender que no existe una base sólida, y ni siquiera algo que podríamos llamar industria. Aún así, pese a que el punto sea válido, esto se trata de una cadena de apoyo.
Precisamente sobre eso declaró la cantautora Ceci Juno. Para la artista la falta de visibilidad, apoyo e identidad cultural lleva a que muchos ecuatorianos "ni si quiera conozcan cuáles son los artistas que están en su propia escena", y esto se debe a varios factores, entre ellos, que "siempre tendemos a preferir lo extranjero".
"Cuando hablamos de falta de apoyo, no solo hablamos de falta de apoyo por parte de la audiencia, también es falta de apoyo por parte de las autoridades, de instituciones, de entidades que pudieran estar reconociendo y utilizando nuestra música".
A aquello se une la ausencia de suficientes espacios y plataformas para músicos independientes -que es el caso de la mayoría de artistas ecuatorianos, debido a la falta de producción musical comercial-, detalle que está conectado a la carencia de una estructura sólida dentro de la industria, "no contamos con una base organizada donde se sienta como una red de profesionales, que todos están empujando el mismo carrito".
Con esto, Juno dio a entender que los miembros de este sector son casi emprendedores o trabajadores independientes, a eso se refirió meses atrás Pedro Bonfim, vocalista de la banda ecuatoriana Lolabúm, tras una publicación de Niel Olsen, exministro de Turismo, con respecto al uso de la música ecuatoriana en propaganda política.
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"Sí, somos artistas independientes, pero sobretodo somos trabajadores informales", afirmaba en sus redes sociales, "No tenemos ningún tipo de estabilidad, como mucha gente en este país (...) necesitamos políticas públicas (...) si están haciendo uso propagandístico, paguen los derechos. No necesitamos una playlist de Spotify, necesitamos que paguen el uso de nuestra música (...) que reconozcan nuestros derechos de autor. Si tanto les importa, tómennos en serio como trabajadores, como gente que está haciendo esto como su trabajo", expresó.
Las reacciones no tardaron en llegar a lo dicho por Bonfim, "el estado no es promotor cultural", "si tu música no vende, no comes", "¿para qué te dedicas a esto entonces?", respondían algunos usuarios en la red, sin embargo, rostros aún más conocidos, esta vez en el mainstream, coinciden con el discurso del cantante de Lolabúm, así que, ¿el problema es realmente la circunstancia de "artista independiente"?, ¿qué dicen los precursores de melodías alineadas a lo popular?
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"Ya vemos algo diferente con Crucks, con Tranzas, Verde 70...", dijo Daniel Betancourth con respecto a la esperanza de posicionar a músicos ecuatorianos en el corazón de la audiencia.
"El hecho de no internacionalizarse no es... la gente dice, pero qué pasa, por qué la música del Ecuador todavía no sale (...) es una pregunta delicada", adelantó, pero no se quedó ahí, "siento que es un tema de administración de Estado, en la cultura hay unos recursos que son destinados para exportar cualquier tipo de producto, en este caso el arte. En Argentina, en Colombia, en Venezuela vemos que eso está muy avanzado, pero aquí no sucede".
"El momento en que inviertan, realmente, en exportar nuestra música, podremos ver la diferencia, sino vamos a seguir igual".
En redes, los consumidores apuntan no solo a la falta de políticas públicas, sino a, como lo expresó Ceci Juno, la carencia de suficiente identidad cultural cuando de melodías se trata, y con esto no nos referimos exactamente a géneros populares en nuestro ambiente, como la cumbia, el pasillo, el merengue o más, sino a rostros que puedan representarnos fuera y dentro de nuestras fronteras, sin necesidad de ser música masiva.
Pese a que en un inicio el debate se centrara en un TOP de una aplicación mundial como Spotify, cabe recordar que estos espacios digitales sí le brindan visibilidad a sus creadores, mas no las ganancias suficientes que necesitan los artistas emergentes para convertirse en los grandes rostros que sí ocupan esos primeros lugares.
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