30 dic 2019 , 08:55

La leyenda de Okiku: la historia de terror que inspiró a "El Aro"

“Samara Morgan” estuvo inspirada en la leyenda de una joven sirvienta de un samurái.

   

El pasado fin de semana se estrenó en Ecuador la película: "El Aro: Capítulo Final", una versión moderna de la saga norteamericana que dio a conocer mundialemente a Samara Morgan. 

Muchos fanáticos de esta historia (o del género del terror) conocen que la saga estadounidense comprendida por: "El Aro" (2002), "El Aro II" (2005) y "Rings" (2017); se basó en la película japonesa "Ringu" (1998). Y esta última estuvo basada en una novela literaria homónima publicada en 1991. 

Lo que pocos saben es que este texto está inspirado en una leyenda muy conocida en Japón. 

Samara, una niña que fallece tras ser lanzada a un pozo y regresa de la muerte tras salir de un televisor, se asemeja a la historia de Okiku. 

La leyenda cuenta que Okiku era una joven sirvienta del samurái Tessa Aoyama, quien vivía en el castillo Himeji, una edificación localizada en la prefectura de Hyōgo, al oeste del país asiático.

 

Aoyama estaba perdidamente enamorado de la muchacha e incluso le dijo que abandonaría a su esposa si escapaba con él, una petición a la que ella no accedió.

Una de las labores de Okiku era estar pendiente de diez platos dorados propiedad del samurái. Un día el sujeto decidió esconder uno de éstos y le dijo a Okiku que si no era su amante y huía con él, la culparía de robarse el plato, lo cual la llevaría a ser torturada y ejecutada.

 

Una versión de la historia cuenta que Okiku se quitó la vida lanzándose al pozo del castillo, creyendo que no habría forma de escapar del castigo. En otra, Aoyama la arroja al pozo tras ella negarse a estar con él. En cualquiera de los dos relatos la joven muere. 

 

La historia señala que Okiku se arrastraba fuera del pozo y se le aparecía a Aoyama durante las noches. El samurái se volvió loco por los gritos del espíritu quien contaba los platos constantemente. 

 

 

Los dibujos de esta leyenda muestran a Okiku con una apariencia bastante similar a la de Samara: abundante cabello negro sobre su rostro y un vestido blanco. Este aspecto es un símbolo para las personas que habían muerto bajo circunstancias poco naturales en Japón. A estas se las denominan "Yurei". 

 

El pozo, conocido como “Pozo de Okiku”, se puede encontrar actualmente en el castillo Himeji. Ahora se encuentra cerrado por barras de metal.

 

El castillo Himeji es considerado Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.

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