La banda se inspiró en los nombres dos músicos afroamericanos.
En Londres, durante 1965, un grupo de jóvenes encabezados por Roger Waters, Syd Barrett, Nick Mason y Richard Wright formó la banda Pink Floyd. Su nombre final lo obtuvieron después de llamarse “Megadeaths”, “T-Set”, “The Architectural Abdabs”, “The Abdabs”, “The Screaming Abdabs” y “The Tea”.
Finalmente, en otoño de aquel año, se decidieron por Pink Floyd como homenaje a los músicos de blues que destacaron en los años 20′: Pink Anderson y Floyd Council. Ambos eran cantantes y guitarristas en una época en la cual el blues estaba en alza en el país norteamericano.
El grupo evolucionó al rock progresivo y sinfónico e inspiró a otros cantantes y bandas gracias a su estilo único ya que en cada disco variaba, transformándose el grupo, para algunos, como un género en sí mismo. Su éxito durante décadas fue arrollador hasta lograr más de 300 millones de álbumes, de los cuales más de 90 millones se vendieron en Estados Unidos.
Otro aspecto del grupo fueron las portadas de los discos, en las que siempre marcaban pauta transformándose en un verdadero mito para sus seguidores. Un ejemplo de aquello es la portada del álbum “The Dark Side of the Moon”, basado en la imagen que representa el fenómeno de dispersión de la luz. Por lo que en ella se inspiró el diseñador Storm Thorgerson, al momento de plasmar su idea en la portada.
Cabe señalar que toda aquella innovación, bastante provocadora para la época, se distancia de la inspiración que tuvieron para el nombre. Una curiosidad que llama la atención en cuanto a que una banda de rock se inspire en músicos de blues, de un tiempo que ya, en ese entonces, era lejano para sus integrantes.
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