Ya ven, Carapaz merecía ir a París

El reciente Tour de Francia nos dejó con la emocionante actuación de Richard Carapaz, quien no solo se destacó como el mejor ciclista de la montaña, sino también por haber sido el más combativo de esta edición 2024 de la competición en Los Alpes, asegurando su lugar entre los mejores del mundo en el ciclismo de ruta.

Una ves más, vimos a Richard alcanzar unos logros indiscutibles, demostrando su capacidad para competir al más alto nivel, por lo que cuesta creer que la Federación Ecuatoriana de Ciclismo (FEC) no lo eligiese para que vaya a los Juegos Olímpicos París 2024 a defender la medalla de oro que logró en Tokio 2021.

El éxito de Carapaz revivió el aún fresco recuerdo de la polémica decisión de la FEC de elegir a Jhonatan Narváez como nuestro representante, dejando fuera a Carapaz.

Si bien Narváez es un ciclista talentoso, con logros notables en su carrera, no puede ignorarse el impacto y la consistencia que Carapaz ha demostrado a lo largo de los años.

Esto no es algo contra Narváez, por si acaso, pero es necesario reconocer la valía de la Locomotora de Carchi.

Carapaz no solo ha sido campeón del Giro de Italia, sino que también ha ganado etapas en las tres grandes pruebas del ciclismo mundial (el Giro, el Tour de Francia y La Vuelta a España) y ha alcanzado múltiples podios en carreras importantes.

Su desempeño en la última edición del Tour, donde terminó como mejor escalador, debería haber asegurado su lugar en la lista olímpica.

La decisión había que tomarla antes, es cierto, pero aún se plantean varias preguntas sobre la transparencia de la misma:

¿Por qué la FEC decidió implementar un reglamento de clasificación que no lo difundió a tiempo para ambos ciclistas pudieran programar el calendario de sus competiciones? ¿Se valoró adecuadamente el rendimiento reciente y la proyección de cada ciclista? ¿Se consideró el impacto positivo que la participación de Carapaz podría tener en el ciclismo ecuatoriano, inspirando a futuras generaciones de deportistas?

Además del aspecto deportivo, esta decisión también tiene implicaciones de gestión dentro de la federación.

Ya se sabía que, por puntos, nuestro ciclismo perdió un cupo y por eso solo podía ir uno y no dos corredores a estos Juegos en París, pero había la posibilidad de conseguir una Wild Card (invitación) y no la gestionaron a tiempo. La FEC mencionó esta posibilidad -tarde- solo después del reclamo de Richard Carapaz.

¿Se imaginan lo que hubiera sido tener en París a Narváez y Carapaz juntos? Los dos fueron clave en Tokio cuando Richie logró la medalla de oro con la ayuda de su amigo, que esta vez estará solo en París.

La transparencia en el proceso de selección, la gestión a tiempo y la comunicación con los atletas y el público son fundamentales para mantener la confianza y el apoyo en el deporte nacional.

La falta de claridad en este caso específico podría minar la credibilidad de la federación y afectar la moral de los deportistas.

Es cierto que, con base en el reglamento de la FEC, Narváez se hizo acreedor al cupo, pero ese no es el asunto; el problema es que anunciaron las reglas del juego cuando este ya estaba en marcha y, no hay como negarlo, eso afectó a Carapaz.

Es crucial que las federaciones deportivas tomen decisiones fundamentadas en criterios claros y objetivos, con rigurosa planificación para alcanzar el mayor éxito posible, no como ahora, anunciando las reglas de clasificación cuando ya la carrera por un cupo a París ya estaba a medio camino.

En el caso de Carapaz, la oportunidad de competir en los Juegos Olímpicos no solo era un reconocimiento a su talento y dedicación, sino también una oportunidad invaluable para promover el ciclismo en Ecuador y en América Latina.

Su exclusión de la delegación olímpica ecuatoriana representa un llamado de atención sobre la necesidad de revisar y transparentar los procesos de selección deportiva.

Carapaz ha demostrado ser un embajador excepcional para Ecuador en el ciclismo mundial, y su ausencia en los Juegos Olímpicos de París será lamentada por aquellos que reconocen su capacidad para competir al más alto nivel y su potencial para alcanzar la gloria olímpica.