Las críticas de Valencia y Méndez reflejan una doble moral.
- Antonio Valencia critica la banda de capitán para Hernán Galíndez.
Las críticas recientes de Antonio Valencia y Édison Méndez hacia la decisión de Enner Valencia de ceder la capitanía de la selección de Ecuador al portero nacionalizado Hernán Galíndez se ven socavadas por sus propias historias de indisciplina y controversia.
Ambas leyendas del fútbol ecuatoriano, con destacadas trayectorias y contribuciones significativas a la Tricolor, han cuestionado la legitimidad de un jugador nacionalizado liderando al equipo.
Hace unos días, cuando me referí en otra columna a la familia de la selección, recordaba que el Black Power baneaba a los nacionalizados y que ya hablaríamos de eso, no pensé que fuera tan pronto, pero hay que decirlo.
El argumento de Valencia y Méndez en contra de la capitanía de Galíndez se basa en su origen argentino. Valencia afirmó que "no es posible que un extranjero sea capitán de nuestra Selección", mientras que Méndez, en un mensaje en Instagram que después borró, sugirió que la banda debería ser llevada por jugadores como Moisés Caicedo o Piero Hincapié.
Sin embargo, esto revela cierta hipocresía de parte de ambos, especialmente en el caso de Antonio Valencia, cuya conducta durante su tiempo como capitán de la selección no siempre fue ejemplar.
Valencia se muestra xenófobo por decisión propia o quizá por desconocimiento de que la Constitución establece que todos los ecuatorianos (como lo es Galíndez desde 2019) son iguales ante la Ley y gozan de los mismos derechos y obligaciones.
Y es una pena su actitud, porque Toño Valencia fue en su momento capitán del Manchester United (equipo en el que estuvo 10 años) en una plantilla llena de buenos jugadores británicos. No vimos a nadie en Inglaterra cuestionando por qué el amazónico llevaba la cinta de los Diablos Rojos de Old Trafford.
Y su crítica también cae en la doble moral. Aunque él jura que lo que entró a su habitación en el famoso escándalo del Piso 17 fueron cajas de comida, en la FEF hay un expediente que investigó el ingreso de bebidas alcohólicas, con la complicidad de un relacionista público que perdió su trabajo por eso.
Le duele a Valencia que Galíndez llevase la banda de capitán de la selección de Ecuador, pero no le dolió armar la comilona con bebidas con otros cinco jugadores después de que Ecuador, a causa de una pobre campaña, quedase eliminado en primera ronda de la Copa América Brasil 2029.
No le duele, lo sostengo, porque Valencia llegó a declarar hace unos días que repetiría ese comportamiento sin dudarlo, pues sigue sosteniendo que no hubo chupa en su cuarto.

Valencia y Méndez, al reprochar la capitanía de Galíndez, olvidan sus propias fallas y el impacto negativo que sus acciones tuvieron en la selección.
Tras criticar la designación de Galíndez, los aficionados no solo le recordaron a Valencia el escándalo del Piso 17, sino que también se hizo expulsar en en el Mundial Brasil 2014 cuando nos jugábamos la clasificación a octavos de final contra Francia y que también se hizo expulsar en los cuartos de final de la Copa América 2016.
Méndez también tuvo sus momentos controvertidos. En 2008, anunció su retiro de la selección en protesta por la designación del ecuatoriano Sixto Vizuete como entrenador, argumentando que La Tri merecía en el banquillo a un técnico de mejor cartel.
Aunque posteriormente dio marcha atrás y regresó a la selección, este incidente mostró una falta de respeto del entonces jugador del PSV de Holanda hacia los entrenadores nacionales y una actitud divisiva dentro del equipo.
Lo preocupante es que hoy en día Valencia y Méndez son entrenadores de fútbol. ¿Con qué cara podrían recibir en su plantel a jugadores extranjeros? ¿Cómo se atreverían a decir ahora que los técnicos nacionales merecen más oportunidades si cuando ellos jugaban no los respetaban? Eso es una doble moral.
Por último, la nacionalidad no debería ser un obstáculo para liderar si el jugador ha demostrado dedicación y respeto hacia el país que representa.
La capitanía no se trata solo de dónde nació alguien, sino de su capacidad para inspirar y liderar al equipo en el campo. En este sentido, Galíndez ha cumplido con creces en sus 20 apariciones con la Tricolor, sin generar polémicas ni conflictos internos.
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