Félix Sánchez ha tratado de mantenerse positivo, pero la realidad es preocupante.
La selección de Ecuador cerró su preparación para la Copa América con una victoria sufrida ante Honduras, un equipo que, en teoría, no debería haber presentado mayores complicaciones.
El triunfo por 2-1, asegurado con un gol en el minuto 89 del defensor Piero Hincapié, dejó más dudas que certezas sobre el verdadero potencial del equipo ecuatoriano bajo la dirección del español Félix Sánchez Bas.
El partido contra Honduras fue el último de una serie de tres encuentros preparatorios, que incluyeron una derrota por 1-0 ante Argentina y una victoria por 3-1 sobre Bolivia.
Estos resultados han dejado a la afición ecuatoriana con sentimientos encontrados. Por un lado, están los momentos de brillantez, como el gol de Jeremy Sarmiento tras una jugada colectiva impresionante iniciada por Moisés Caicedo y John Yeboah.
Por otro lado, está la evidente falta de consistencia y solidez defensiva, como lo demuestra el penal cometido que permitió el empate transitorio de Honduras.
Félix Sánchez ha tratado de mantenerse positivo, afirmando que cada triunfo es valioso y que se están yendo con "sensaciones positivas" a la Copa América.
Sin embargo, la realidad es que el equipo aún no ha demostrado estar a la altura de las expectativas.
A pesar de contar con jugadores de renombre como Moisés Caicedo, Piero Hincapié y Enner Valencia, el conjunto ecuatoriano no ha mostrado un nivel de juego que inspire confianza en su capacidad para competir por el título continental.
La Copa América ha sido históricamente un torneo difícil para Ecuador, una de las dos selecciones sudamericanas que nunca ha ganado el campeonato.
La mejor participación de Ecuador fue en 1993, cuando alcanzó el cuarto lugar como anfitrión. En la edición de 2021, Ecuador fue eliminado en cuartos de final por Argentina, que se coronó campeona.
La expectativa para este año es alta, especialmente con una generación de futbolistas prometedora y con experiencia en clubes europeos, pero el desempeño reciente no parece respaldar esa ambición.
El debut en la Copa América está a la vuelta de la esquina, con un primer partido crucial contra Venezuela el sábado 22 de junio.
Luego seguirán enfrentamientos contra Jamaica y México en el Grupo B. Estos partidos serán determinantes no solo para las aspiraciones del equipo en el torneo, sino también para la confianza y la moral del grupo.
Es necesario reconocer que, aunque los resultados son importantes, la forma en que se consiguen también lo es.
Ecuador ha mostrado destellos de buen fútbol, pero esos momentos han sido demasiado esporádicos.
La consistencia es clave en un torneo tan competitivo como la Copa América, y hasta ahora, eso es precisamente lo que ha faltado.
La afición ecuatoriana, ansiosa por ver a su equipo triunfar, merece más que promesas y declaraciones optimistas. Necesita ver un equipo que juegue con coherencia, que sepa manejar los partidos y que demuestre tener la capacidad de competir contra los mejores. Los amistosos preparatorios no han dejado esa impresión, y esa es la gran preocupación de cara al torneo.
Se requiere un equipo cohesionado, una estrategia clara y, sobre todo, consistencia en el rendimiento. Sin esto, las esperanzas de una campaña exitosa en la Copa América seguirán siendo solo eso: esperanzas.
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