La restitución de puntos a Liga de Quito evidencia que la sanción inicial de la Comisión de Disciplina no tenía sustento legal.
El Tribunal de Apelación de la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF) aceptó el recurso de la Liga Deportiva Universitaria de Quito, restituyendo los tres puntos que la Comisión de Disciplina le había descontado injustamente por, supuestamente, no notificar el pago de deudas a dos exjugadores: Franklin Guerra y Renato Ibarra.
Con esta decisión, Liga de Quito recuperó el liderato de la Liga Pro, consolidándose como el principal candidato para ganar la segunda etapa del torneo. De lograrlo, forzaría a finales de ida y vuelta contra Independiente del Valle para definir al campeón de la temporada.
Sin embargo, el daño ya está hecho. El anuncio inicial de la sanción fue un golpe anímico para el club, que se vio abruptamente desplazado de la cima, generando incertidumbre en su hinchada, jugadores y equipo técnico.
Independiente del Valle también quedó atrapado en la polémica. Aunque no era parte del conflicto, su dirigencia se vio obligada a desmarcarse públicamente de cualquier influencia en la decisión del Comité de Disciplina, señalando incluso que devolver los puntos a Liga era lo más justo.
Si la sanción se mantenía, IDV podía salir campeón directo este domingo, pero su título habría estado empañado por la desconfianza de que no primó el mérito deportivo, sino una jugada de escritorio.
El abogado de Liga de Quito, Juan Francisco Guerrero, explicó que durante la apelación presentó todas las pruebas necesarias, incluidas las certificaciones bancarias y la declaración del jugador Franklin Guerra, que demostraron que los pagos se realizaron dentro del plazo estipulado.
Más sorprendente aún fue la revelación de que "en ninguna parte del reglamento dice que se deba notificar el pago". Esto plantea una cuestión fundamental: ¿cómo puede sancionarse a un club por una falta que no está tipificada?
El caso de Liga de Quito difiere del de Emelec, sancionado previamente por un problema relacionado con el pago en cuotas a Cristhian Cruz. En esa situación, el reglamento sí exige la notificación de cada abono. Sin embargo, en el caso de Liga de Quito, la deuda fue cancelada en su totalidad dentro del plazo establecido, lo que refuerza la arbitrariedad de la sanción inicial.
Guerrero dejó una reflexión importante: “Lo mejor será notificar formalmente los pagos de ahora en adelante para evitar interpretaciones erróneas”. Además, sugirió que la FEF y los clubes trabajen en reformas al reglamento para eliminar los vacíos legales que generan este tipo de conflictos.
El verdadero problema radica en la naturaleza interpretativa de la justicia deportiva en Ecuador, lo que deja espacio para decisiones controversiales y, a menudo, erradas.
La restitución de puntos a Liga de Quito evidencia que la Comisión de Disciplina actuó incorrectamente. Peor aún, la FEF ha mantenido un silencio cómplice, sin ofrecer explicaciones sobre esta equivocación ni sobre el intento posterior de volver a sancionar al club por la deuda ya saldada con Renato Ibarra. Todo un papelón.
Es momento de priorizar el espíritu de las normas en el fútbol ecuatoriano. Estas deben garantizar que los clubes cumplan con sus obligaciones financieras, pero no a costa de decisiones que afecten injustamente lo ganado en la cancha. Un simple trámite burocrático no puede ser razón para despojar a un equipo de puntos, y mucho menos para generar caos en la competición.
En una Liga Pro cada vez más competitiva, la transparencia y el rigor en la aplicación de las reglas son indispensables. La lección es clara: no solo los clubes deben mejorar sus procesos, también la FEF debe actuar con mayor responsabilidad y autocrítica.
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