Independiente del Valle y Liga de Quito merecen que sus esfuerzos por alcanzar el título de campeón se decida únicamente en el terreno de juego, no sobre la mesa.
El fútbol es un deporte que emociona, apasiona y une a millones de personas. Sin embargo, cuando las decisiones administrativas toman protagonismo en lugar del espectáculo deportivo, los hinchas sienten que se les roba algo esencial: la justicia de que los campeones se definen jugando.
Ecuador vive una situación insólita y preocupante en su Liga Pro. Con Independiente del Valle y Liga de Quito igualados en puntos al cierre de la penúltima jornada, el título de campeón directo o la definición del mismo mediante finales de ida y vuelta, debería decidirse en la última fecha, en la cancha.
Sin embargo, el foco de atención está en los escritorios de la Comisión de Apelaciones de la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF), que aún no resuelve el reclamo de Liga de Quito, que exige la devolución de tres puntos retirados por la Comisión de Disciplina.
La controversia radica en que Liga de Quito argumenta haber cumplido de forma total con una obligación de pago dentro del plazo estipulado, aunque no fue notificada de la manera adecuada.
Si el Tribunal de Apelación falla a favor de Liga y le devuelve los puntos, el equipo quiteño volvería a la cima de la tabla de posiciones y tendría una posibilidad real de forzar una final. Si no lo hace, Independiente del Valle, que ganó la primera fase, podría coronarse campeón directamente. Por eso la decisión debe tomarse con urgencia, antes de que ruede el balón en la última fecha.
El espectáculo merece transparencia y rapidez. La Comisión de Apelaciones debe darse prisa y no dar pie a sospechas y teorías de manipulación que dañan la credibilidad del torneo.
Los aficionados merecen que el desenlace se decida sin sombras de duda y la FEF tiene la responsabilidad de actuar con celeridad y transparencia.
La falta de una resolución inmediata pone en jaque la legitimidad de cualquier resultado. Si el tribunal no toma una decisión antes de la última fecha, el campeonato quedará empañado por la sensación de que el título de este año no se decidió solo por mérito deportivo.
Y el posible daño va más allá del título de este año. El fútbol ecuatoriano está en un momento clave, con cada vez más exposición internacional gracias a los logros de sus clubes, la selección nacional y sus jugadores en el exterior. Casos como este, donde lo administrativo interfiere con lo deportivo, proyectan una imagen de desorganización que no solo afecta a los clubes involucrados, sino al prestigio de la Liga Pro y del fútbol nacional en general.
Independiente del Valle y Liga de Quito han sido los equipos más consistentes de esta temporada. Ambos merecen que sus esfuerzos por alcanzar el título de campeón se decida únicamente por sus actuaciones en el terreno de juego, no sobre la mesa.
Recomendadas