El club albo logró reponerse de un mal inicio de año y lo termina celebrando el bicampeonato.
Liga de Quito cierra un 2024 con el merecido título de campeón. Después de un inicio tambaleante, marcado por decisiones controvertidas y resultados que no estuvieron a la altura de la institución, el club albo logró reponerse de la mano de su presidente, Isaac Álvarez.
El dirigente supo leer la situación a tiempo, realizar cambios claves y liderar un proceso que devolvió a Liga al lugar donde pertenece: en la cima del fútbol ecuatoriano.
A comienzos de año, la salida de Esteban Paz desató incertidumbre en una institución que, por décadas, había encontrado estabilidad bajo la gestión de su familia. Junto a él, también se marchó el técnico Luis Zubeldía, figura clave en la obtención del título nacional y de la Copa Sudamericana 2023.
Con la llegada del técnico español Josep Alcácer, el equipo parecía navegar a la deriva: perdió la Recopa ante Fluminense, quedó eliminado en fase de grupos de la Libertadores y culminó la primera etapa de la Liga Pro en una discreta cuarta posición.
Sin embargo, el golpe de timón llegó con la decisión de Álvarez de prescindir de Alcácer y apostar por Pablo "Vitamina" Sánchez. El entrenador argentino no solo reestructuró al equipo desde lo futbolístico, sino que también devolvió la confianza y la identidad a una plantilla que venía de capa caída.
Con una propuesta clara y pragmática, Sánchez logró lo que muchos consideraban imposible: sacar el máximo provecho de figuras como Álex Arce, Lucas Piovi y Bryan Ramírez.
El caso de Arce merece una mención especial. El paraguayo, que llegó a principios de año como una apuesta para suplir al histrórico Paolo Guerrero, demostró con creces por qué fue la elección correcta.
Sus 28 goles en 32 partidos no solo batieron récords históricos en Liga, sino que también lo convirtieron en el goleador indiscutido de un campeonato que terminó con un nuevo trofeo en las vitrinas del club.
Por otro lado, la consolidación de la defensa, liderada por Ricardo Adé y el eterno Alexander Domínguez en el arco, fue vital en momentos decisivos.
A esto se sumó la reestructuración de piezas clave: Bryan Ramírez, quien pasó de ser un defensa izquierdo a un extremo derecho letal, fue un hallazgo de Sánchez que encajó perfectamente en el esquema.
Pero el gran acierto de Isaac Álvarez no fue solo encontrar al técnico adecuado. El presidente demostró que la dirección de un club grande requiere firmeza y claridad de propósito. Cuando la situación se tornó compleja, Álvarez no dudó en tomar decisiones difíciles y respaldar un proyecto deportivo que, aunque al principio generó escepticismo, terminó consolidándose con resultados.
El título obtenido ante Independiente del Valle es el reflejo de un proceso que volvió a situar a Liga de Quito como protagonista. Pese a caer por 1-0 en la vuelta de la final, el 3-0 de la ida fue suficiente para coronar un año de redención.
El 2024, que comenzó con sombras y dudas, termina con Liga de Quito en lo más alto. La figura de Isaac Álvarez emerge como la de un líder que supo leer el momento, tomar decisiones a tiempo y liderar una reestructuración que trajo un nuevo bicampeonato al Rey de Copas del Ecuador.
Ahora, con un equipo consolidado y un proyecto deportivo firme, Liga mira al futuro con la ambición que le caracteriza: seguir sumando títulos y escribir nuevas páginas de gloria.
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