La familia de la Selección

La Real Academia de la Lengua define la palabra "seleción" de la siguiente manera: acción y efecto de elegir a una o varias personas o cosas entre otras, separándolas de ellas y prefiriéndolas.

Si las prefieres, se supone que es porque esas personas o cosas son mejores que las que no eliges. Al menos eso dicta el sentido común.

Cuando la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF) nos presenta una lista de 26 convocados para la Copa América 2024 en la que solo constan tres delanteros y ninguno viene en buen momento, entonces las alertas saltan para todo aquel que tenga sentido común.

Uno se pregunta, con toda lógica, ¿cómo es posible que Michael Estrada, de Liga de Quito, no tenga un lugar entre los delanteros de la Selección de Ecuador?

Estrada lleva tres goles y una asistencia en esta temporada con la U y ha sido fundamental en los movimientos ofensivos de su equipo.

Otra alternativa, Leonardo Campana, si bien es suplente de Luis Suárez en el Inter Miami de Leo Messi, el delantero es un cambio fijo en el esquema del Tata Martino y le responde con goles. Lleva anotando cuatro tantos y una asistencia.

Dirán que son pocos goles, tres de Estrada y cuatro de Campana, pero al menos son más que los, déjenme contar, ¡cero! en la cuenta de Jordy Caicedo, "elegido" por Félix Sánchez Bas y aprobado por la FEF.

Estrada ha disputado 21 partidos con Liga de Quito, entre todas sus competiciones. Campana, con Inter Miami, ha jugado 15 encuentros entre MLS y Concachampions, en cambio Jordy Caicedo no ha anotado goles en este semestre (su último tanto fue el 25 de octubre de 2023) y estando ya casi a mediados de 2024, solo ha disputado cuatro partidos como titular.

A esto le llaman "selección", prefieren a un delantero que lleva siete meses sin hacer un gol en lugar de dos alternativas mejores que sí vienen jugando y anotando.

Y este no es el primer sin sentido en los llamados de la Tri. Para suavizar lo que parece un negociado, léase bien, parece, no lo estoy afirmando, pero PARECE, desde dirigentes, técnicos y jugadores que sí son llamados, se ha tratado de normalizar el término "la familia de la selección", como si ponerse la camiseta nacional fuese una cosa dada por la consanguinidad o parentezco, y no por lo que debe ser: mérito.

La familia de la selección es una alcahuetería para justificar cosas y casos como la marginación de Pedro Ortiz, por ejemplo, hoy por hoy el mejor arquero del país. Y no digo que Alexander Domínguez deba ir al banco, pues con sobra de merecimiento se ha ganado su puesto. ¿Pero acaso Ortiz no merece la oportunidad de pelear por su lugar?

¿Ortiz no ha hecho más mérito que Ramírez, a quien Independiente del Valle le tuvo que traer un arquero extranjero para que le compita el puesto (y ahora se lo alternan) porque por sobrado le hacían goles que un arquero con seriedad no recibiría?

La "familia" premia, pero cuando le conviene bajar los señalamientos también castiga. Es el caso de Gonzalo Plata y Robert Arboleda, borrados de la lista para la Copa América después de que aparecieron en un club nocturno en Nueva York en horas libres que les dio Sánchez Bas en medio de la pasada doble fecha de amistosos.

Pero en el mismo lugar y junto a ellos estuvo Kendry Páez. La FEF no ha dicho por qué dos de tres son marginados y entonces las especulaciones empiezan: desde que es protegido por intereses de su club hasta que por ser su primer escándalo público esta vez merece el perdón que los reincidentes ya no tienen.

La realidad es que en la actualidad la Tri necesita más a Páez que a Plata y Arboleda, así que ese "castigo" resulta muy conveniente porque no afecta en nada.

Son solo pequeños ejemplos, sería interminable seguir contando casos actuales y pasados de esta mal llamada "familia", donde el 'Black Power' también banea a los nacionalizados. Ya hablaremos de eso en otro momento.