El deporte, un rayo de luz para Ecuador

El reciente logro de Daniel Pintado y Glenda Morejón al obtener la medalla de plata en los relevos mixtos en los Juegos Olímpicos de París 2024 y el paso de Lucía Yépez a la final de la lucha grecorromana, en busca del oro, destaca la creciente presencia y competitividad de Ecuador en el escenario olímpico.

Todo esto, incluido el oro de Daniel Pintado en los 20 km marcha, pocos días antes, es más que una victoria deportiva; es un rayo de esperanza en medio de la oscuridad que envuelve a Ecuador.

Cuando Pintado y Morejón llegaron a la meta, tanto en las pruebas individuales del pasado 1 de agosto como en los relevos mixtos de esta madrugada, allí los esperaba un sonriente Jefferson Pérez, el primer héroe de la marcha ecuatoriana, quien ganó el oro en los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996.

Esto no es una imagen cualquiera, Ecuador llevó a París 2024 a su estandarte en el deporte de andar a pie, equivalente a lo que ocurre en el fútbol, cuando una selección lleva en su delegación a una reconocida figura mundial que impone respeto a sus rivales y sirve de inspiración a los suyos. Eso ha sido Jeff, no un amuleto de buena suerte, sino una leyenda viviente a la que se quiere emular.

El abrazo entre Pintado y Morejón, y de ellos con Jefferson Pérez con la Torre Eiffel como escenario de fondo, simboliza la continuidad de una tradición de excelencia en la marcha atlética ecuatoriana.

Este logro no solo celebra el talento individual de Pintado, Morejón y Yépez, sino que también resalta el potencial colectivo de un país que, a pesar de sus desafíos, sigue produciendo atletas de élite. El deportes en un ámbito donde se hace todo lo posible para copiar lo bueno, contrario a lo que ocurre en la política o en otros sectores de la sociedad, donde impera la 'ley del más sábido', donde imitar lo malo se ha vuelto común.

Nuestros deportistas también han pasado dificultades, cabe recordar que en pleno año olímpico, atletas como Pintado, Paula Torres y Glenda Morejón tuvieron que entrenar en una pista de tierra alrededor de la cancha de fútbol del estadio Alejandro Serrano Aguilar de Cuenca porque la prometida pista en el parque Miraflores no se instaló a tiempo.

Esta situación subraya la brecha entre el potencial de nuestros deportistas y el apoyo que reciben.

Pero aún así, esas dificultades no han servido de excusa para no hacer lo mejor de su trabajo, dar su mayor esfuerzo para alcanzar el éxito y dar una alegría al país.

Estas nuevas medallas de Daniel, Glenda y Lucía deberían servir de lección para los políticos y dirigentes de todo tipo en Ecuador, no solo del deporte, sino de gremios profesionales, sindicales, obreros, estudiantiles, barriales, todos.

Ya lo dije antes, pero vale la pena insistir en esto, si nuestros líderes pudieran emular la disciplina, el trabajo, el sacrificio y la unidad que demuestran nuestros deportistas, Ecuador sería un país mucho más grande en valores.

Ojalá esto sirva para que nuestra juventud emule a verdaderos ídolos, que ponen en alto el nombre del país. Y oajalá el Estado sepa aprovechar este subidón anímico para comprometerse no solo con el apoyo a atletas de élite, sino en garantizar el deporte en general como actividad extracurricular para nuestros jóvenes, algunos lamentablemente metidos en bandas o siendo víctimas de estas.

Ahora es el momento de que los líderes ecuatorianos tomen nota y trabajen para proporcionar a nuestros atletas el apoyo y los recursos que merecen. Solo así podremos construir un mejor Ecuador, apoyando a nuestros atletas y dando oportunidad a que nuestros niños y jóvenes los emulen. El deporte debe ser entendido como el vehículo para llegar al bien común.