El Alcalde de Quito está ocho días de cumplir su primer año de gestión y el talante democrático con el que hizo campaña y asumió el cargo se ha erosionado rápidamente.
Hay un síntoma preocupante y tiene que ver con la cadena de errores, confusiones y ataques políticos que el propio Pabel Muñoz ha protagonizado alrededor del daño de dos trenes del Metro, incumpliendo todas las promesas que sobre ese tema hizo en el discurso de posesión, el 14 de mayo de 2023.
Aquel día, Muñoz señaló que su primera reunión sería con todos los actores relacionados con el Metro. “No permitiré que algunos se escuden en las aparentes fallas de otros, eso es mediocridad; pondré mano firme para hacer respetar los compromisos y cuidar la inversión más alta de la ciudad”.
Pero este lunes, el Alcalde tuvo una desafortunada intervención cuando cuestionó públicamente a la concejala Sandra Hidalgo (SUMA) por decir que le parecía inaudito que el Metro de Quito no cuente con un contrato de mantenimiento, lo cual puede generar graves implicaciones en seguridad, funcionalidad y vida útil de sus componentes.
En respuesta, Muñoz dijo que a él, en cambio, le parecía “inaudito que su coideario Mauricio Rodas, exalcalde de Quito, haya contratado los trenes sin mantenimiento y sin aire acondicionado”.
La respuesta de Rodas, a través de las redes sociales, no se hizo esperar. “Pabel Muñoz no tuvo el menor reparo en tratar de atribuirse como propia la obra del Metro de Quito que él no construyó. Sin embargo, no ha podido cumplir la única responsabilidad que tenía: ponerlo en operación con un sistema de mantenimiento”.
Dentro de toda esta escalada de reproches es el Alcalde en funciones quien pierde por varias razones. Una de ellas es el sentido elemental de la fiscalización, ejercicio democrático que el propio Muñoz reivindicó el día en que asumió el cargo, invitando al Concejo Metropolitano a ponerse al frente de esta tarea “haciéndolo con altura”. Hasta lo que se sabe, la fiscalización de Sandra Hidalgo ha sido respetuosa y democrática, por lo que no cabe invalidar su preocupación por un tema tan delicado para la ciudad.
Si en ese mismo discurso del 14 de mayo de 2023, Muñoz señalaba que en su administración no se tapará la mediocridad echando la culpa a otros de algo que no se haga bien, “¿por qué culpa a Rodas, quién dejó de ser alcalde hace cinco años?”.
Esta estéril disputa tampoco resuelve lo de fondo: hay dos trenes, de los 18 existentes, que no operan desde hace varios meses, porque el Municipio no tiene un plan serio y confiable de refacción y mantenimiento. Esta tarea está a cargo únicamente de ocho técnicos que fueron capacitados, según reveló el portal Primicias, mientras se espera que haya una mediación con la empresa CAF que debiera dar el servicio, a fin de reducir sus costos.
Es comprensible que una ciudad con los recursos tan escasos como Quito busque mejores presupuestos. Sin embargo, resulta censurable la poca transparencia de la Alcaldía, pues fueron las denuncias de los concejales Hidalgo y Andrés Campaña las que obligaron a Muñoz y al gerente del Metro, Víctor Hugo Villacrés, a explicar a los ciudadanos los daños de los trenes cuando el sistema no tiene ni seis meses de operación. Y lo que es peor, que recién hayan admitido que no hay un contrato para el cuidado de la obra de movilidad más cara del país.
Hace un año, el día de su posesión, el Alcalde invitó a la ciudad y a sus adversarios “a decirnos la verdad”, práctica que en este tema no se ha cumplido. La propaganda sobre el magnífico servicio que brinda el Metro puede ser un peligroso distractor, no para la ciudad, sino para el propio Alcalde al que el deterioro de esta infraestructura le puede pasar una enorme factura.
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