14 jun 2024 , 17:50

Noboa-Abad: la pareja de gobernantes más tóxica

   

Un caso así, como el de la disputa personal entre el presidente Daniel Noboa y la vicepresidenta Verónica Abad, no se ha visto desde 1979. Si bien Ecuador se ha caracterizado por la rivalidad de sus mandatarios, alimentada desde el escenario siempre latente de la sucesión, lo que ahora mira el país no tiene parangón.

Noboa escogió a Abad como su compañera de fórmula. La relación se rompe en la segunda vuelta y el candidato finalista manda a la vicepresidencial a recorrer el mundo, hasta que ganan la elección.

Luego, Noboa la ignora desde el día en que el CNE les entregó las credenciales de ser los nuevos gobernantes hasta que pudo enviarla a Israel.

En esos días, salta el caso Nene que vincula al hijo de la vicepresidenta; lo arrestan en La Roca y le ponen una fianza de 20 mil dólares, mientras el Gobierno ensaya todo tipo de fórmulas legales para evitar que en la campaña electoral venidera Abad reemplace a Noboa por 33 días.

Y ahora la Asamblea, opuesta como parece estar al Presidente, tendrá que autorizar el juicio penal contra la segunda mandataria porque la Fiscalía la acusa de concusión dentro de la trama de su hijo. Si el caso prospera, una posibilidad es que a Abad le dicten prisión preventiva, paso esencial para que declarar la vacancia de su cargo. Comparemos este enredo jurídico con casos anteriores.

La ruptura entre Lenín Moreno y Jorge Glas

La ventaja de esta crisis es que surgió antes de que los dos personajes asumieran el poder. Glas ya era investigado dentro de la trama de Odebrecht. Por lo tanto, los cargos con los que se le acusó, así como la orden de prisión preventiva y el posterior abandono de sus funciones, fueron hechos inevitables.

La pugna entre Noboa y Abad es mucho más enredada porque al mismo tiempo aparecen hechos políticos y judiciales llenando el análisis de puras conjeturas. ¿Noboa quiere deshacerse de Abad a como dé lugar? ¿La Justicia ha operado a favor del Presidente? ¿Abad lideraba, en efecto, una inaceptable trama de corrupción y tráfico de influencias ni bien comenzaba el Gobierno? ¿Es verdad que su agenda, de llegar a reemplazar a Noboa por pocas semanas, servirá para pagar favores a los adversarios del Presidente?

Lo único claro, hasta ahora, es que la Vicepresidenta ya anticipó que tumbaría el alza del IVA.

Las tres caídas consecutivas...

Es curioso apuntar que pese a las difíciles circunstancias que rodearon los desplomes de Abdalá Bucaram (1997), Jamil Mahuad (2000) y Lucio Gutiérrez (2005), la ruptura con sus vicepresidentes fue, por decir lo menos, mucho más civilizada. Se sabe que Bucaram llegó a pedirle apoyo a Rosalía, pese a que los dos no se hablaban desde hacía meses. Ninguno se quedó con la Presidencia, cargo que lo ocupó Fabián Alarcón.

Mahuad el propio día de su derrocamiento llamó a Noboa su buen amigo. Y tras perder el poder, le deseó suerte. Esto a pesar del enfriamiento que surgió entre los dos ni bien se desató la crisis bancaria.

Gutiérrez, en cambio, sí se había enemistado de Palacio y trató de sortear la crisis de los forajidos, solo. Su reemplazo apareció el 20 de abril de 2005, en el edificio de Ciespal, donde un Congreso caótico se había convocado para tomar juramento a Palacio, en medio de las huestes que pregonaban la anarquía.

Siempre hubo rivalidades...

Cuando Osvaldo Hurtado asumió el poder, tras la trágica muerte de Jaime Roldós, el 24 de mayo de 1981, no quería que el hermano León Roldós fuera su vicepresidente. Pero la Cámara Nacional de Representantes –Poder Legislativo- impuso ese nombre. Los dos tuvieron una relación distante, pero siempre amparada en los cauces institucionales que hizo llevadero el conflicto.

León Febres Cordero, en 1987, se enemistó con el vicepresidente Blasco Peñaherrera porque lo acusó de haber querido sacar ventaja en el secuestro de Taura para asumir el poder. Dos sendos libros narran esta historia: El viernes negro, escrito por Padilla, y Autopsia de una traición, de Febres Cordero que lo publicó cuando ya era expresidente. Lo que demuestra que, pese las graves rencillas, hubo un respeto por la majestad del poder.

Finalmente, está el caso Dahik de 1995. Cuando las denuncias de corrupción por los gastos reservados estallaron a los pies del vicepresidente, con una investigación penal y juicio político frustrado, Sixto Durán Ballén le exhortó, en cadena de televisión, a que renunciara a su cargo. Alberto Dahik lo hizo y voló a Costa Rica, mientras la Corte Suprema le dictaba orden de prisión.

¡Cuántas lecciones podrían sacar Noboa, Abad y sus cercanos colaboradores si leyeran con patriotismo la historia!

*El mal manejo de la morgue de Guayaquil. En medio del virtual colapso de esta dependencia, por el exceso de cadáveres que recibe debido a la inseguridad y los problemas en el sistema de refrigeración, hay denuncias de cobro de dinero, por parte de los funcionarios, para que los familiares retiren los cuerpos. La justicia ya ha investigado estos hechos, desde hace varios años, dejando siempre un manto de impunidad. https://www.ecuavisa.com/noticias/seguridad/cuerpos-morgues-contenedores-olores-guayaquil-BF7474737
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