28 may 2024 , 13:16

No fueron los zapatos, fueron los buses

   

Las reflexiones sobre el Informe a la Nación del presidente Daniel Noboa giraron en torno a dos temas: lo poco aterrizado de sus cifras y logros tangibles y los zapatos Prada de muy mal gusto (carísimos por cierto) que por algún motivo se atrevió a usar.

Hubo noticias, comentarios, cadenas de Whatsapp y muchos memes sobre estos tópicos, dejando en un segundo plano el aspecto más simbólico de todo lo que ocurrió el viernes 24 de mayo: las 50 mil personas que llegaron de varias partes del país para rodear la Asamblea Nacional y vivar a su nuevo líder.

Más populismo, imposible. Ojo, que cuando uso esta categoría, no hablo del político irresponsable y despilfarrador. Hablo de aquella corriente política que explica cómo un líder y su pueblo logran una conexión, casi mágica, sin la intermediación de las instituciones para que la gente le delegue todas las soluciones a los problemas del país. Los estudios de Carlos de la Torre, sobre el caso ecuatoriano, son vastos y quizás haya que volver a revisarlos.

Solo desde esta perspectiva, por ejemplo, se podrán interpretar mejor, las tomas de los drones de los canales de TV del Estado y sus redes sociales, en esa soleada mañana. Estas no evocaron los años de gloria del correísmo, especialista en traer gente a Quito, con una lista de asistencia y multas en la mano, para luego calmarle el hambre con un sánduche y un vaso de gaseosa.

Lo de Noboa fue mucho más allá. La marea de gente, haciendo cánticos a lo largo del extremo sur de la avenida 6 de Diciembre, hasta conectar con la Contraloría, se parecía a las concentraciones del peronismo argentino.

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Quizás seamos muy miopes al quedarnos con las sumas y restas de cuánto es capaz de movilizar el Ejecutivo y sus gobernaciones, haciendo alusión al dispendio de recursos públicos que, en esta época de estrechez, debieran cuidarse con mayor celo.

No, no solo es habilidad burocrática para llenar buses y traerlos a la capital. Es haber despertado otros aspectos simbólicos, de mayor carga movilizadora, que los analistas ni los periodistas aún podamos determinar.

Es un conjunto de todo. Noboa encarna la renovación generacional del país que, como clivaje, tiene más fuerza este 2024 que hace tres o siete años. Su capacidad de llegar a la gente no radica en la oratoria o la profundidad analítica del Mandatario; sino en las imágenes que titilan de forma permanente, para convertirse en la foto referencial y aspiracional que todos queremos subir algún día al Instagram.

Esto es un populismo 2.0 que, si bien opera sicológicamente en las personas de la misma forma que los populistas que emergieron en la primera mitad del siglo XX, tiene otros instrumentos y códigos administrados con mucha eficiencia en ese aparataje comunicacional de Carondelet que, como vemos, será más importante que el Ministerio de Energía o el del Interior. Aquí no importa debatir por qué Noboa se atribuye los logros de la Fiscalía del Estado, sino que cabe esperar cuánto cala en el electorado esa posverdad.

*La ausencia ya confirmada de Richard Carapaz en los Juegos Olímpicos de París 2024. Es una lástima que el segundo medallista de nuestra historia no pueda subirse en una bicicleta y defender su oro por la negligencia de la Federación Ecuatoriana de Ciclismo que no pudo pelear por dos cupos para esta disciplina, donde estará Jonathan Narvárez. A este país le hace falta reivindicar la lucha y la fuerza de la gente valiosa que tantas alegrías nos entregó. https://www.ecuavisa.com/deportes/otros-deportes/richard-carapaz-se-resigna-a-no-ir-a-paris-2024-la-mejor-de-la-suerte-a-jhonatan-narvaez-FJ7391531
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