La declaración de este martes es histórica. Leonidas Iza se abstiene de salir a protestar el jueves contra el alza de la gasolina, advirtiendo que la movilización de los indígenas tiene sus tiempos y sus ciclos. Como buen político curado en la caldera de la opinión pública, el Presidente de la Conaie aprendió el arte de los eufemismos.
En el fondo, son los tiempos electorales los que le obligan a salir del ecosistema de la calle y la presión para entrar al ecosistema de las instituciones y el calendario electoral. Bajo la hipótesis de que el país está agotado por la pugna y el enfrentamiento, Iza es consciente de que una paralización puede destruir su faceta de candidato.
Obvio, el Gobierno, las élites económicas, la prensa, etc. le dirán que la mejor manera de mostrar su rechazo a las políticas neoliberales que Daniel Noboa se empecina en aplicar, como pasó con Guillermo Lasso y Lenín Moreno, es haciendo una gran campaña que aglutine el descontento de millones de ecuatorianos empobrecidos. Total, solo faltan tres meses para que esta se prenda.
Para Leonidas Iza esta metamorfosis le significa un reto interesante. Tendrá que hablar y articular ideas para el grueso de la población a la que hay que convencer de que su visión es la adecuada. Y eso, en gran medida, se conseguirá operando en un terreno donde la Conaie y Pachakutik nunca han sido fuertes. Es decir, desde la política formal.
El breve paso por el gobierno de Lucio Gutiérrez, el desperdicio que supuso para esta agrupación ser la segunda fuerza en el parlamento que Lasso cesó en mayo de 2023 y la inutilidad de las mesas de diálogo que se han instaurado en los últimos 30 años, así lo confirman.
Por lo tanto, veremos cómo la Conaie se concentra más bien en apuntalar esta candidatura que, al menos en el discurso, recibió ya el primer portazo en la nariz, tras el poco interés que puso Rafael Correa en ampliar una alianza electoral.
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