Las encuestas de Noboa

Este viernes 15 de noviembre, la firma Comunicaliza presentó su última encuesta de intención de voto, de cara a las elecciones presidenciales de febrero próximo. Y aunque Ecuavisa no avala ningún estudio o sondeo de opinión, es oportuno mirar estas nuevas para enfocarnos en tres lecturas y así acompañar la conversación del fin de semana.

1.- ¿Daniel Noboa se desinfla? Según Comunicaliza, el Mandatario tiene por ahora el 28,9 % de intención de voto, en un empate técnico con Luisa González, que tiene el 28,8 %. Este resultado fue medido ya sin la presencia de Jan Topic como candidato, cuyo 8 % de favor popular, se distribuyó casi de igual manera entre Noboa y Luisa, saliendo esta última un poco más favorecida.

Si se compara el Noboa de noviembre, con el Noboa de agosto, vemos que este ha perdido 3,5 puntos, con una gravísima crisis energética de por medio. Es decir, no se vislumbra un desplome estrepitoso. Si el Gobierno cree en esta encuesta, sentirá cierta tranquilidad.

2.- ¿Luisa González despunta? Aunque muchos sectores dirán que el empate técnico entre el candidato presidente y la candidata del correísmo es una señal de que la Revolución Ciudadana puede triunfar, los datos de encuestadora obligan a hacer una lectura mucho más prudente.

Ahora, Luisa tendría 28,8 % de intención de voto, pero en agosto pasado solo tenía un 25,4%. Es decir, ha subido tres puntos que, en buena medida, corresponderían –según Comunicaliza- a los votantes huérfanos de Topic (2,1 puntos).

En buen romance, el impacto de la crisis eléctrica no ha sido capitalizado todavía por la Revolución Ciudadana.

Más bien crece la indecisión en seis puntos: de 14,3 a 20,3 en noviembre. El grueso de los votos se reparte entre ADN y Revolución Ciudadana y el 10 sobrante en una docena de candidatos que parecerían irrelevantes. Es decir, ni su discurso, ni su estrategia electoral, ni sus acciones logran instalar una idea fuerte de alternativa.

Esta suerte de fotografía variará indiscutiblemente para finales de año e inicios del proceso electoral, donde la evolución de la crisis eléctrica marcará el ritmo de los cambios.