Todo parece indicar que el Presidente de la República entra a su sexto mes de gobierno con un 60% de aprobación ciudadana. Lo dice la última encuesta de Comunicaliza.
El mandatario más joven de la historia ecuatoriana, por fuera de Juan José Flores, se mantiene como el político mejor valorado del país. ¿Pero por cuánto tiempo más?
Una primera manera de leer la última encuesta de Comunicaliza es siguiendo el comportamiento de la curva del Noboa-presidente y asumir que tras la declaratoria de guerra al terrorismo, su pico más alto fue del 80%, perdiendo en cuatro meses 20 puntos, tiempo en el cual Noboa se arriesgó (con absoluto buen juicio y determinación) a subir el IVA, mientras se desvanecía la ilusión de una patria pacificada, ya que las muertes violentas volvieron a trepar, pese a los militares en las calles.
El ingreso, el 5 de abril, a la Embajada de México para capturar a Jorge Glas le favoreció un par de puntos que luego los perdió de forma abrupta en los días de la consulta popular debido al desastre de los apagones, donde el Gobierno reaccionó de la forma menos indicada.
Sin embargo, con la estabilización de la energía eléctrica (hasta el 26 de mayo no habrá más cortes) el apego ciudadano volvió a crecer y Noboa llega a los 59,3%. Habrá que ver si los coletazos del caso Olón lo golpea de nuevo.
Este recorrido de la curva de aceptación demuestra que Noboa acusa los golpes de la mala administración del gobierno, pero aún es capaz de revertirlos. Por otro lado, la data de Comunicaliza presenta tres indicadores a los cuales el Gobierno debe prestar mucha atención.
El primero de ellos es que por primera vez, desde la declaratoria de guerra interna, los problemas económicos y la falta de empleo se ponen a la cabeza de las urgencias de los ciudadanos por encima del 52% a nivel nacional. Quito, Manabí, Azuay y, sobre todo, el resto de la Sierra son las zonas donde más angustia hay por la crisis económica. La sensación es mucho menor en Guayaquil y Los Ríos.
Mientras que la inseguridad ahora preocupa solo al 30% del país, con un pico del 42% en Guayaquil.
Ello significa que el relato de Noboa debe enfocarse hacia una agenda mucho más compleja de atender como bajar el costo de la vida y generar empleo. Pero la mala noticia para el mandatario es que, como se dijo en el programa Políticamente Correcto del domingo 12 de mayo, no habrá una recuperación económica en el mediano plazo si Noboa, al menos, no se concentra en levantar la producción petrolera.
Los otros dos valores a tomar en cuenta tienen que ver con la consolidación de la fiscal Diana Salazar que hoy posee un 25,2% de una valoración muy buena y un 23,9 de valoración buena. Son 49 puntos sólidos, que duplican los 24 puntos de imagen negativa. Esto significa que, por fuera de una posible candidatura presidencial, hecho que ella ha descartado, hay una gran evaluación su trabajo institucional y de proyección de valores como la lucha contra la corrupción y las mafias. Son temas que el Gobierno debiera emular, pero que, por el contrario, los inadvierte mostrando un pésimo comportamiento en casos como el proyecto inmobiliario en Olón.
Además, con semejante apoyo ciudadano, Salazar se puede consolidar como la gran electora este 2025.
El tercer dato tiene que ver con la recuperación del correísmo como corriente: casi 24,5% de los electores, frente a un 23% del anticorreísmo. Sin embargo, a la luz de la popularidad del expresidente Rafael Correa (48,4 puntos positivos) su imagen negativa también es alta: 41%, lo que no ocurre con Salazar.
Eso quiere decir que a Noboa, más que los golpes directos contra la Revolución Ciudadana, que pueden tener efecto de corto alcance, debe importarle la buena gestión de su administración, para que el país deje a un lado la nostalgia.
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